«In memorian (Hiroshima mon amour)»

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Hoy en Hiroshima no se oía mas que la suave brisa de otoño, y los rezos de miles de personas. No había ruido.

No se oía la circulación bulliciosa de una ciudad cosmopolita e industrial. No había ruido de motores, de bullicio, de gente…. Ni siquiera los gorriones cantaban por no molestar el silencio.

Hoy miles de pequeñas hileras de humo de incienso ascendían al cielo azul de un precioso día…. Día para el recuerdo.

¿Hasta cuándo el hombre va a seguir con su carrera armamentística y de sangre? ¿Hasta cuándo se van a disfrazar las guerras de motivos religiosos, políticos, diplomáticos, de fronteras, ocultando a la opinión pública el UNICO y verdadero, el auténtico sentido de esta y todas las guerras de la humanidad: EL ECONÓMICO?

Hasta hoy, en Pleno Siglo XXI, pasado ya mas de medio siglo desde la mayor atrocidad de la historia cometida supuestamente en el nombre de la paz, se oyen los gritos, la desesperación tras el inmenso estruendo de aquella bomba tan especial, seguida de aquella seta de humo inmensa, y el fuego en el aire, que lo quemaba todo, que lo mataba todo, que lo disolvía todo….

Hoy, no hay ruido en Hiroshima. Ni siquiera la sonrisa de los niños en los parques, anuncian el nuevo tiempo, tras el infierno de aquel año….

Y los herederos, esperpénticos fantasmas del pasado, llaman a gritos, no a la venganza inútil, no a la justicia necesaria, sino a la paz, tan ansiada.

Ojalá que el mundo no llegue a conocer otro Enola Gay, otra Hiroshima, otro Nagasaki.

Ojalá, los que envilecen sus almas con el negocio de la guerra, cesen ya su hambrienta estela de genocidios, en nombre de …la paz.

La humanidad ha caminado durante 2.015 años en la Era Cristiana, muchos millones mas de años en la edad del hombre, para que de una vez, haya un Hiroshima de silencio, de besos, de abrazos, de lágrimas, de perdón, de reconciliación, de AMOR.

Que la última bomba que caiga sobre la tierra, la última que lance otro bombardero desde el cielo, sea de buenos deseos, de confianza, de progreso, y de unión e igualdad para todos los hombres, de esperanza para los Hijos de Dios.

Amén.

Ricardo Curto Núñez (Assopress)

Florentino López Castro

Florentino López Castro

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