Ezequiel López: «El cambalache de la finca San Rafael fue rocambolesco»

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El comunicador Ezequiel López, afirmó en la última editorial de su programa de Radio Faycán “El Mostrador”, que «les voy a contar un cuento que nos costó y creo que todavía nos cuesta algo, estoy en ello, en saber si seguimos perdiendo nosotros, el pueblo como siempre. Y los que la liaron, andando por nuestro ayuntamiento como Juan por su casa.

El cuento por la ciudad de Telde es conocido, y, creo que para el resto de los ciudadanos fuera del mismo, les puede sonar como uno de los tantos taponazos que se han dado en Telde hace algunos años, no tantos como para tenerlo tan olvidado. Con el tema de la finca de San Rafael se hizo una sangría económica, que supuestamente benefició a algunos, menos al Consistorio y a los ciudadanos de Telde.

San Rafael existía tranquilito, cerca de la iglesia de la Higuera Canaria, un lugar en el que, se dice, que llegó a morar una noche el mismísimo Francisco Franco Bahamonde. Quien sí moraba cuando aún ni existían los coches, eran los gobernadores civiles de la época, trasladándose en carruajes de la época desde Las Palmas de Gran Canaria, más tarde lo harían en los primeros coches de motor. La finca de San Rafael, ya en la actualidad, fue echada en ojo por nuestros nefastos políticos, se dice, que el primero que la quiso, fue un empresario que fabricaba todo en Telde, cuando despegó la democracia y las primeras legislaturas en el Ayuntamiento de Telde. Parecía que tenía en exclusiva casi todos los terrenos buenos de la ciudad, en el casco y en la costa, no existía por aquel entonces, terreno que se le resistiera para sus negocios inmobiliarios, algunos mal pensados llegaron a creer que estaba de acuerdo con el alcalde para que así fuera, pero pasado el tiempo, fueron otros alcaldes y primeros tenientes de alcalde, quien limaron asperezas y hasta hace muy poco, se le llegó a ver en las puertas de su negocio, en San Gregorio, con algún político en activo.

Bueno, volvemos a la finca de San Rafael, en la que se ha tirado 250 mil euros para leche machanga, de la mala, porque si hubiese sido para el postre que lleva ese mismo nombre, los teldenses nos hubiésemos endulzado un pizco, que falta nos hace. Se dijo por aquel entonces, que el susodicho empresario/constructor, compinchado por enésima vez con el beneplácito del alcalde de turno, quería hacer unos chalecitos, que se venderían luego a precio de oro. Algunos políticos, salvadores de la patria, por aquel entonces, con algunos compinches se encargaron de airearlo de tal manera, que pareció que era verdad. Ese tema de los chalets se olvidó y cuando llegó al poder el salvador, le entró un amor inusitado por ayudar a los discapacitados, que cogió como lugar para salvarlos a todos y ofrecerle una nueva vida con todo lo necesario, para casi no echar en falta sus hogares. Ese proyecto iba encaminado, les hablo de memoria vaga, de una supuesta clínica en la llamada ‘Milla de Oro’.

El cambalache de la finca San Rafael fue rocambolesco, el Ayuntamiento no podía comprarla por no tener cash, pero esas cabezas pensantes de políticos, salvadores de la patria, se pusieron a trabajar y ¡zass! lo que podía costar en efectivo un día, comprándosela a los dueños verdaderos, unos tal Quegles, por unos dos millones y medios, 20 días más tardes de esa propuesta al Ayuntamiento, la permutaron a una empresa que sí la compró por ese precio, por un valor de seis millones trescientos mil euros, ¡échele guindas al pavo, que yo le echaré a la pava¡, ¿cómo le queda el chaleco?, pero el cuento no termina aquí, nooo, quedará para varios capítulos más. En esa permuta, increíble pero cierta, y tan natural que nos tenía que parecer a todos y a todas, no se quedó solo en unos terrenos en la entrada a Marpequeña, nooo, dio hasta para venderle a los vecinos de Jinámar, tipo comunidad catalana, la independencia, unos locales que valdrían para montar el ayuntamiento de Jinámar, donde cabría hasta una radio municipal, que ya diremos cuánto dinero se metió allí para lo mismo ¡pa’ leche machanga de la mala, bendito sea Dios! y todos lelitos mirando para el cerebro de la operación. Puigdemont, ese catalán de la independencia, junto con él Mas, no les llega a la zuela del zapato al nuestro.

El cuento sigue, la oposición de aquel entonces, que, aunque no lo parezca, la había, obnubilados ellos por la no actuación de la justicia de oficio, desde que pudieron, llevaron la operación a los juzgados por lesiva a las arcas municipales, pudieron hasta poner, por tomadura de pelo a los ciudadanos.

Por hoy dejamos el cuento y los nombres para otro día, pero que sepan que años después anularon la permuta por defectos de forma, no siendo una gran cosa, aunque la sentencia admitía sospechas fundadas sobre la operación en sí, por cierto, todo hay que decirlo, con los mismos mandamases, el Ayuntamiento de Telde pagó altas cantidades de dinero a bufetes de abogados de mucho prestigio y por hoy fin del cuento».

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Florentino López Castro

Florentino López Castro

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