Aunque cada vez engañaba a menos incautos, Europa ha terminado por quitarse del todo la careta. Nos han estado vendiendo durante años el cuento de la «unión de los pueblos», de la «cooperación» entre Estados miembros y los múltiples beneficios que la Unión nos reporta a todos frente a los nacionalismos que «perjudican» a todo el mundo…
La verdad pura y dura que muchos veíamos desde el primer momento y que algunos aún se atreven a negar es que la Unión Europea sigue siendo simplemente aquel Mercado Común del que procede, donde lo único que importa son los mercados financieros y la «obediencia debida» a las grandes multinacionales. La troika controla todo el poder, a semejanza del antiguo triunvirato de Roma, pero ésta, formada por la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional, tiene muy claro que el PODER ya no se consigue con la fuerza de los ejércitos, sino que su fuerza está impresa en los billetes de euro…
Y es tal la fuerza de esta «religión» llamada capitalismo salvaje, que es posible saltarse todas las normas establecidas con tal de seguir en la cumbre: Da igual que los tres últimos directores gerentes del FMI (Rodrigo Rato, Dominique Strauss-Khan y Christine Lagarde) hayan estado implicados en casos de corrupción (de hecho, Lagarde sigue siendo investigada por un presunto trato de favor). Da igual las dificultades que pueda sufrir el pueblo llano. Lo importante, lo que verdaderamente importa es el control sobre los Estados en materia económica. Lo demás no importa.
Como cualquier religión que se precie, tiene sus devotos, sus apóstoles, sus «elegidos para la gloria». Algunos de ellos con un papel relevante, como la Canciller alemana Ángela Merkel,verdadero «perro de presa» para defender los postulados de la troika e imponer sus pretensiones caiga quien caiga en el camino (Margaret Thatcher era una «aprendiza» a su lado). Otros, los más, son meros «apesebrados» o «tontos útiles» como el inquilino de la Moncloa, Mariano Rajoy, quienes se limitan a decir sí a todo lo que se dicte desde «arriba».
El despotismo de esta Europa hipócrita se está llevando al límite con el caso de Grecia. El país heleno, precursor de la DEMOCRACIA, está siendo aplastado y pisoteado desde el inicio de esta falsa crisis por el poder europeo. Se le ha saqueado impunemente, se le ha obligado a practicar reformas salvajes en beneficio de la troika, sus cifras de pobreza y desempleo son inadmisibles, pero Europa le obliga a seguir practicando «reformas de austeridad» que asfixien aún más al pueblo ignorando la miseria que sufre.
Pero claro, los griegos, en sus últimas elecciones, se «atrevieron» a poner al frente del país a los únicos que han sido capaces de enfrentarse a la troika aunque la lucha sea tan desigual como la de David contra Goliath, y eso, la «Unión» Europea no lo puede permitir. El primer ministro griego, Alexis Tsipras, ha convocado al pueblo a un referéndum para que decida por sí mismo, en un perfecto ejercicio de su derecho democrático si acepta el ultimátum lanzado por Bruselas y eso, a Europa no le ha hecho maldita la gracia.
La eurozona ha amenazado a Grecia con la ruptura total si se efectúa el referéndum, en clara muestra de lo poco que le importa los valores democráticos y los derechos de las personas, y ya su «perrito faldero», Mariano Rajoy, se ha adelantado a decir que «el referéndum griego no le gusta a nadie» (como si no supiéramos ya en España lo poco que le gusta a Mariano que la gente decida por sí misma: canarios y catalanes como ejemplos más cercanos).
A la Unión Europea puede costarle cara esta estrategia. Aumentará sin duda la desafección hacia la UE y se alzarán voces rechazando seguir en una Europa donde el pueblo sólo sirve como moneda de cambio para los negocietes particulares de la troika.
Quizás, si no se llega a un acuerdo conveniente para ambas partes (lo que parece cada vez más utópico) todo acabará con la salida de Grecia del euro, o incluso de la UE…y yo me preguntó: ¿sería tan malo eso?…¿Quién seguirá después?…
Angel Rivero García
