El traje y la corbata

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La verdad es que a corto plazo la única solución es romper los terrones a mano, a guantazos, que diría yo. Es la solución, para que la textura de los terrones, al día siguiente sea más blanda. Esto ayuda, que usando materia orgánica como estiércol de borrego. Es decir, revolviendo una buena cantidad de esta mierda, consigamos destruir esa imagen de políticos imbéciles.

No me extrañó recibir el otro día, la invitación de un organismo oficial a un acto público. No crean que era, de una mierda de ayuntamiento de pueblo. No, era un organismo del Estado, de los que en sus impresos oficiales usan el logotipo de «Ministerio de Tal, Gobierno de España», que se inventó z-ETA-p, sin que los cobardes del PP lo modificasen cuando tenían la mayoría absoluta más desaprovechada de la Historia de España, desde donde arrancaron todos los presentes males de España.

No me sorprendió aquella invitación de un organismo, aunque provinciano, del Gobierno porque al final ponía, como es costumbre, la etiqueta exigida. No, no se crean que ponía que había que ir de frac, como en las cenas de gala de Palacio en honor de los jefes de Estado extranjeros.

Pues no. No ponía aquella invitación al acto oficial, que hubiese que ir de frac. Ni, como se estila en los novios y testigos de las bodas, de chaqué. Ni de esmoquin, negro o blanco. Ponía en la tarjeta: «Etiqueta: militares, media gala; caballeros, chaqueta y corbata; señoras, traje».

Vamos, lo menos que se despacha en protocolo, no fuesen a ir los caballeros con sandalias y calcetines blancos, pantalón multi-bolsillos, camiseta hawaiana y las señoras con el pirsin de la nariz, tres tatuajes, la cintura del tanga a la vista, un top con agujeros y unos piratas negros transparentes.

Andamos, en protocolaria materia de etiqueta, por lo menos que se despacha y a pesar de eso, nadie le pone coto ni prohíbe la entrada, a los actos solemnes, a los descorbatados y despechugados. Lo acabamos de ver. Resumo las dos más recientes y lamentables escenas.

Salon de los Pasos Perdidos del Congreso de los Diputados. Capilla ardiente del expresidente Manuel Marín. Féretro cubierto con las banderas de España y de Europa. Llega S.M. El Rey para rendir su último homenaje al, dicen algunos, gran democrático servidor del Estado, viene de negro y corbata.

Y al lado, está el jefe del PSOE, Pedro Sánchez, sin corbata. Ni negra ni de ningún color: “sin corbata, despechugado y con jersey». ¿Jersey de un tono apropiado para un funeral? apropiadísimo: “rojo”.  Si eso es el respeto mínimo, que se merecía uno de los personajes más importantes que ha tenido su partido, ¡¡viva el respeto!! Pero ¿cómo los ujieres, vestidos todos de uniforme de gala, dejan entrar por las puertas a un tío así?

«¿Se es más de izquierda por ir así de impresentables al Congreso?» El día anterior, en el mismo escenario. Se celebra el Día de la Constitución, con nombre de señora, que como el año que viene cumple los cuarenta, algunos están empeñados en que se haga un lifting, cuando lo único que necesita, es que le quiten una verruga (como a la Colau) llamada AUTONOMIAS o en cristiano “barrer las Taifas”.

Saludan, el Gobierno, altas instituciones del Estado, diputados y senadores, embajadores e invitados a la presidenta del Congreso. Van de traje y corbata, casi todos de oscuro, como corresponde a la solemnidad del día. Para ello tienen a sus asesores de protocolo. Hasta que llega el simplón de turno, un tal, Pablo Iglesias. No ha asistido nunca a este acto, pero como ahora debido al 21D, hay que estar en la cresta de la ola y salir en la foto, ahí está él.  Y, ¿cómo viene? Pues, como siempre, intentando demostrar que, vistiendo así, representa a lo que representa, sencillamente a la “NADA”, para venir así, mejor se hubiera quedado en casa. Llega con un chaquetón y, debajo, un chalequillo de punto de cremallera al cuello, vaqueros y deportivas.

Y, para rematar el triángulo de los impresentables maleducados, no nos podía faltar el sexo opuesto de una tal Irene Montero, que se presenta como todos los días, con sus trapitos, dicen que, del chino, compuesto el modelito por unas tenis, vaqueros elásticos, top blanco y torerita. Cumpliendo con el protocolo de “SEÑORAS, TRAJE”, claro que al no ser ella una “señora”, que solo es una ciudadana, le ha faltado, la bata de “guatiné”.

¿Se es más de izquierda por ir así de impresentable, como Sánchez, Iglesias e Irene en el Congreso? Tanto pedir la reforma de la Constitución y no se reforman ustedes antes, en el respeto con el aliño de su vestuario, al pueblo que representan.

«¿Se es más de izquierda por ir así de impresentables al Congreso?». Tuvimos “años ha…”, otro que empezó sin corbata y con traje de pana. El cual, con el tiempo, se adapto como los camaleones, con chaqueta, corbata, puro y yate. ¿De quien hablo?, creo que la vestimenta lo deja claro.

Aquí en Telde, tenemos un acto oficial todas las semanas, como lo es el PLENO MUNICIPAL y sólo hay que plantarse allí y ver como todos ellos se creen que con su manera de vestir, consiguen más votos. Con lo que queda claro, que «LA MONA, AUNQUE SE VISTA DE SEDA, MONA SE QUEDA»

No es la apariencia, es la esencia. No es el dinero, es la educación. No es la ropa, es la clase. De nada te sirve, llevar ropa de diseñador, si tu actitud es de la verdulera en el mercado.

Doramas

Florentino López Castro

Florentino López Castro

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