El sheriff

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El sheriff, o el “cherif”, tanto da, parece que ha vuelto al pueblo. Se desprende de la mezcla de miedo, rechazo y risas que ha provocado la vuelta de Aureliano Francisco Santiago, de profesión ex alcalde, al ruedo.

La cosa empezó a destacar en plena precampaña y campaña electoral donde se dedicó, como si fuera Robert Redford, a susurrar al oído a todo el que le escuchara. Algunas veces introduciendo ideas, otras aconsejando aunque la mayoría de las veces, a decir de quienes le escucharon, malmetiendo.

Tuvo que reconocer que sus habilidades de agorero electoral fallaron al ver los resultados de los comicios y comprobar que Juan Martel había conseguido un concejal después de haberse pasado semanas intentando convencer a votantes del fenecido CCN que la nueva apuesta, el CCD, era un tiro errado, que Martel estaba acabado y que el “voto útil” correspondía a NC.

A continuación inició una campaña propia con la improbable idea de hacer lavado de imagen y, de paso, ir ajustando cuentas a base de recados para quien pudiera leer entre líneas.

Con la arrogancia y prepotencia tan habituales en NC que ocasiona interpretar unos resultados frutos del inmovilismo político como si fuera una victoria electoral, Santiago ha empezado ya el recorrido para visitar sus dominios.

Puede que a más de uno le diera un amago de ictus cuando vio aparecer, la semana pasada, a Santiago desfilando por San Juan, su plaza, con paso lento y entreteniéndose en saludar a todo el que vislumbrase. Como el hombre del campo visitando sus naranjales y examinando la fruta antes de decir que sí.

Ahora, con la pica en Flandes y el acuerdo a punto de cerrarse, alguno dentro de las dependencias municipales ya se ha resignado a tener que ver, más pronto que tarde, al ex alcalde de visita.

Y es que, al final, tiene razón el poeta: qué mala es la nostalgia.

Fuente: Loquepasaentelde.com

Florentino López Castro

Florentino López Castro

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