En el año 1893 del siglo XIX, Edvard Munch exponía por primera vez “El grito”, un cuadro que con el tiempo se ha convertido en icono de la pintura universal. Las cuatro propuestas posteriores del pintor noruego acumulan cientos de versiones, millones de reproducciones en láminas, un número incalculable de visitas virtuales e infinidad de análisis de críticos. Los estudiosos coinciden en que representan la angustia, la desesperación, el desconcierto o el miedo de una sociedad que interpreta su entorno como de extrema hostilidad. Hay quien dice que es un cuadro expresionista y nada más, pero resulta evidente que todos identifican en la pintura las consecuencias del disparate vital en el que se convirtió el pasado siglo y, a juzgar por lo vivido en este primer cuarto, parece que el siglo XXI lleva el mismo camino.
En anteriores comunicaciones nos hemos referido a la gravedad de acontecimientos que ensombrecen el futuro de nuestra civilización. Una realidad objetiva extremadamente grave ante la que Canarias ni es ajena ni podrá serlo: la guerra de desgaste en Ucrania que genera espirales de muerte y ruina económica, el genocidio que está perpetrando Israel contra el pueblo palestino sobre una población civil indefensa y hambrienta, la guerra abierta entre Israel e Irán, la deriva económica y militarista de la Administración Trump, el castigo infame y sin precedentes a la población inmigrante en aquel país, el auge social y electoral de ideologías ultraconservadoras que rompen todos los consensos, la inestabilidad sociopolítica y las guerras en el vecino continente africano, la situación de emergencia climática, la gestión de la incontenible ola de migraciones en todo el mundo y, especialmente, en la llamada ruta atlántica de la que Canarias es solamente la antesala hasta la llegada a Europa, el manejo ético de la inteligencia artificial, la vida en un mundo sin reglas… Son algunas de las cuestiones que establecen la evidencia palmaria de que nadie es ni podrá ser ajeno a lo que ocurre fuera de sus fronteras.
Sin perder de vista la especial exposición que tiene el país canario a lo que ocurre afuera, en este momento, el objeto central de estas reflexiones ha de ser el análisis de la situación política, económica, medioambiental… En definitiva, las problemáticas que abruman a la sociedad canaria y las posibles soluciones que, desde Drago Canarias, ponemos sobre la mesa.
Grosso modo, como en la obra de Munch, escuchando la voz de la calle, de los movimientos sociales, escudriñando las distintas estadísticas… percibimos con meridiana claridad que existe impotencia y demasiado miedo al futuro en todas las Islas y en cada uno de los ochenta y ocho municipios. Puede que algunos no lo quieran reconocer, pero hay cientos de miles de canarios y canarias que también “gritan” de desesperación afectados por la situación de la vivienda, la angustia vital de un porvenir incierto, de bajos salarios, de carestía de la vida, de deterioro de los servicios públicos, de una movilidad que se hace imposible por momentos, de la persistencia de un “monocultivo” económico que perciben como agotado e inviable a corto plazo, de deterioro irreversible de las costas, de un peso poblacional que ahoga el futuro de Canarias, de la incapacidad manifiesta para ofrecer un trato humanitario a las personas migrantes que llegan en tránsito, de una “clase política” cada vez más alejada de la ciudadanía que no genera confianza y certidumbres.
Da igual lo que digan desde la izquierda o la derecha, su credibilidad en Canarias es ya nula. Esta organización escucha con nitidez ese “grito” de tanta gente que tiene dificultades para llegar, o que directamente no llega a fin de mes, que se siente explotada en su trabajo, que ha de vivir sin futuro con los subsidios institucionales, que no encuentra sentido a su vida, que teme por su porvenir y el de su familia, que desea luchar por su tierra… y es precisamente en esa escucha donde el activismo político de las personas que integran y simpatizan desde Drago Canarias se sienten concernidas para, juntas, denunciar y enfrentar la decepción que transmiten los representantes y cargos públicos que se atornillan a puestos que han convertido en cuasi vitalicios, o los privilegios que ofrecen sus partidos políticos en estos tiempos de desesperanza e incertidumbre.
El grito social de que “Canarias tiene un límite”, expresado de manera inequívoca el 20A, el 18M y, de manera cotidiana, en multitud de conflictos laborales, de expresiones sociales, periodísticas, culturales, lúdicas… son “voces” que destapan la evidencia de ese divorcio entre la “clase política” y una sociedad que se muestra harta de engaños y dispuesta a movilizarse.
En esa mudanza electoral que podría apuntar la movilización social, Drago Canarias señala la responsabilidad de esa suerte de políticos “de profesión” y se pregunta: ¿Cuál es la hoja de servicios a Canarias de los tres diputados socialistas por la provincia de Las Palmas?, ¿Están rindiendo cuentas a la ciudadanía Ada Santana, M.ª Dolores Corujo y Luc André de su trabajo en el Congreso de los Diputados?; ¿Cuál es la hoja de servicios a Canarias de los tres diputados socialistas por la provincia de Santa Cruz de Tenerife? ¿Están rindiendo cuentas a la ciudadanía Jonay Quintero, Esther Rodríguez y Alicia Álvarez de su trabajo en el Congreso de los Diputados? ¿Cuál es la hoja de servicios a Canarias de la diputada elegida en las listas de Sumar por la provincia de Las Palmas? ¿Está rindiendo cuentas su señoría, Noemi Santana, de su trabajo en el Congreso de los Diputados?
Se habla mucho de la necesaria unidad del progresismo canario. Una unidad de acción, pero… ¿Para hacer qué? ¿Quién ha incumplido los pactos que ya conformaron esa unidad el 23 de julio de 2023? ¿Quién silencia y bloquea iniciativas canarias incumpliendo acuerdos es garantía de algo? ¿Quien de forma electoralista no participó de esa unidad progresista está facultado para venir ahora con sus miedos propios a pedir un marco de unidad? ¿Se van a tener en cuenta alguna vez las competencias, la limpieza y la honradez de los candidatos? ¿Se va a entrar en la trayectoria personal de quienes se proponen para representar el interés social, o se optará por personajes acríticos y sumisos a la hora de levantar la mano a cualquier dictado?
Definitivamente, parece que a esta sociedad se le ha caído la venda de los ojos y es consciente de que la derecha —y también “la izquierda”—, de aquí y de allá, irá siempre a lo suyo, y que esa ultraderecha que el alcalde socialista de La Laguna sobrefinancia generosamente, continuará empeñada en romper la baraja democrática; esta sociedad que se indigna porque esperaba mucho más de esos seis diputados socialistas y una transfugada en Madrid; una sociedad que se muestra decepcionada porque esperaba otra cosa de los 23 diputados socialistas y los cinco de Nueva Canarias en el Parlamento de Canarias.
De unos y otros esperaba mayor beligerancia, hacer un ejercicio de autocrítica sobre el fracaso del Pacto de las Flores y un mayor compromiso político en la defensa de quienes más lo necesitan. Esperaba más acompañamiento y empuje en los objetivos que reivindica el tejido social en la calle por el derecho a la vivienda, por otro modelo turístico, por unas relaciones laborales más justas, por los servicios públicos, por el consumo racional de los recursos que han de garantizar el futuro de esta tierra, más firmeza en favor de la identidad y la soberanía… Una sociedad que, en fin, despierta ante la obviedad de que tantas décadas ejerciendo el poder en las instituciones corrompe a las organizaciones y los cargos públicos, a la certeza de que la única medicina para esta situación solo puede ser una catarsis política que devuelva frescura a la actividad política, una actividad esencial en cualquier sociedad democrática que aspire a vivir sana y en la senda democrática.
Pocas dudas de que el voto progresista en las Islas, de movilizarse, dará muchos asientos en el Congreso de Madrid y una mayoría en el Parlamento de Canarias, la cuestión está en cómo ilusionar y convencer de que un vuelco electoral en esa dirección es posible. Quizás no sea fácil, pero en esta organización estamos empeñados en solicitar, por todos los medios a nuestro alcance, que esa catarsis renovadora castigue en las urnas y no en la abstención la incompetencia de la política, la lejanía de los votantes, la corrupción, la falta de transparencia y, sobre todo, la ignominia de haber confundido el bienestar de la gente que vive aquí con la opulencia de quienes hacen negocios aquí.
Vuelve con fuerza el runrún de un posible adelanto electoral, y ya se sabe que cuando hay fruta en la huerta hay amigos en la puerta. Lo hemos dicho en distintos estrados y Drago Canarias mantiene ese compromiso. Llegado el caso hablaremos, pero esta organización sólo hablará con las cartas del presente, no del pasado, con propuestas de futuro encima de la mesa, no con recetas del pasado, con argumentos que tengan en cuenta el interés de la sociedad y de esta tierra no de las candidaturas… De no ser así, el espacio Drago Canarias seguirá con su activismo social, valiente y riguroso en todos los territorios. No sacaremos engañosos conejos de la chistera, pero tampoco cejaremos en tratar de movilizar el escandaloso porcentaje de gente desencantada para que traigan ilusión y ese vuelco electoral que necesita este país.
Ese es y será nuestro compromiso.
Héctor Morán, responsable de Organización y Confederalidad de Drago Canarias
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2 comentarios en ««EL GRITO»»
Muchas gracias, Héctor! Haz plasmado una realidad; un mal hacer de muchos políticos que en vez de sembrar prosperidad,seguridad,bienestar para lo que han sido «votados»..
Lo que hacen es vivir del sistema y hacernos más pobres en todos los aspectos.Dando lugar a que su credibilidad sea cero.
has plasmado!el corrector