El gesto de la Concejala, Soledad Hernández, le honra. Se han perdido ya muchas subvenciones desde éste y otros departamentos del Consistorio como para seguir con la sangría, por una deuda que apenas sobrepasa los 2.000 euros. Sin embargo, dicho esto, creo que el dinero se le debe reintegrar a la Concejala, tan pronto como sea posible. Los Cargos Públicos están para gestionar, servir y tratar de hacerles la vida mejor a los ciudadanos; todo ello implica unas responsabilidades y una dedicación, que debe ser remunerada. Es por ello que, cuando al Cargo Público, el mismo le cuesta dinero, resulta bastante evidente, que hay cosas que no se están haciendo bien. En Telde, no es la primera vez que se da una situación de este tipo; aunque tal vez, sí sea, la que mayor repercusión mediática está teniendo. Cuando menos, puede resultar discutible si se debe hacer pùblico este tipo de gestos, pues hacerlo, es poner en evidencia las graves deficiencias en la gestión y en la coordinación de varias áreas del Consistorio; no obstante, dado lo «revuelto que anda el pacto», también pudiera ser, que sea esto último, el fin que se persigue.
En cualquier caso, creo que no sería justo culpar únicamente a la gestión de la Concejala, ni a la de su Departamento, por el retraso en los pagos de la deuda con la Agencia Tributaria. La transversalidad entre las diferentes áreas de una Administración, provoca que, en muchas ocasiones, unos acaben pagando, la mala gestión de otros. Si para más inri, estamos hablando de una Administración en la que no hay coordinación ni, en algunos casos, comunicación entre algunos de los socios, no es de extrañar que se den este tipo de situaciones.
Por todo lo anterior y siendo consciente de que la burocracia administrativa impide que el Ayuntamiento liquide esta deuda, en cuestión de horas, incluso en días, me surgen varias cuestiones al respecto: ¿Desde cuando se tiene conocimiento de esta deuda con la Agencia Tributaria? ¿No es la Concejalía de Hacienda la que debe tomar conocimiento y liquidar esta deuda con el citado Organismo y en consecuencia, advertir y apremiar, con la debida antelación, a los diferentes departamentos? ¿Estamos nuevamente ante un caso de falta previsión, desconocimiento, descoordinación entre los socios o incompetencia? Que cada cuál, le ponga el calificativo que crea más adecuado.
José Antonio Amador Naranjo, analista socio político de Telde
