Tras el anuncio de la alcaldesa de Telde, Carmen Hernández, y del concejal de Festejos, Juan Martel (CC-CCD-Ati Lomo Magullo), del traslado de los carnavales de la fecha programada en marzo a una nueva en abril, empiezan a suceder las primeras reacciones en cuestión de pérdidas económicas y trastornos a particulares y empresarios.
El malestar está en la calle. La ciudadanía no entiende cómo han tenido un año para organizar unos carnavales y a última hora lo aplazan al mes de abril, a ocho días de la Semana Santa.
Las quejas son masivas y las redes sociales (incluida la de Festejos), no dan abasto ante tantos comentarios negativos. Sobre todo diciendo que «dediquen el tiempo a trabajar y no a tanta foto de autobombo que no lleva a nada».
Los primeros perjudicados son los Drag Queen, que tenían la gala cerrada hace un año y ahora la cambian. Si ya era una odisea participar en Telde por el retraso en el pago de los premios, ahora se le suma los días solicitados en sus respectivos trabajos y los compromisos con las firmas comerciales que les patrocinan.
Las carrozas no se quedan atrás. Muchas de ellas ya han dicho que no participarán. Les pilla el día muy lejos y con vacaciones de Semana Santa a la vuelta de la esquina y tener que hacer un nuevo seguro de los vehículos para un solo carnaval en abril, no les compensa. Todo apunta a que no superarán la veintena de carrozas. Si es que llegan.
Las zonas de ocio, especialmente terrazas de San Gregorio y San Juan ya tenían sus fiestas organizadas, venta de entradas y artistas contratados. Ahora todo ese trabajo no sirve para nada.
Algo parecido ocurre con los chiringuitos. Le salen más rentable montar en las fiestas de Santa Agueda en El Pajar, que coinciden con los carnavales de Telde en abril. Lo mismo ocurrirá en posibles participantes y público.
El Gobierno de NC-CC-ATI de Telde ha demostrado en estos cuatro años que ha vivido de las rentas que les dejó el PP y lo demás lo han dejado a la improvisación.
Manuel Ramón Santana
