«El alma etérea»

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Ya en el siglo IV a.C. Platón afirmaba: “el mayor error en el tratamiento de las enfermedades es que hay médicos para el cuerpo y médicos para el alma, aunque ambos no pueden separarse». En los últimos 15 años me he acercado con mucha intensidad a diversos métodos o técnicas de métodos naturales de salud. Aprovechando mis viajes alrededor del mundo para transmitir las enseñanzas del Dr. Masaaki Hatsumi he investigado a través de las sensaciones métodos de sanación propios de cada país, me he encontrado con profesionales de gran prestigio, otros que un alto nivel de conocimiento eran menos conocidos y con compañeros con los que compartía ideas y pensamientos acerca del ser humano y su deseo de mantener la salud y la vida el máximo tiempo posible y en las mejores condiciones.

Este acercamiento e investigación sensitiva (alejándome en primera instancia de lo que conocemos vulgarmente científico) me ha llevado a comprender que la ciencia es importante y aún es mayor su importancia cuando la sensibilidad “más sensible” se unen para formar sociedad y trabajar en común.
He leído textos de osteopatía, textos de masaje, textos de medicina china, textos de terapias manuales, textos sobre la psique y de este bagaje no me puedo desprender. He apostado por poner al servicio de los demás el amor hacia el ser humano unido a la experiencia clínica desarrollada en mis consultas y el intercambio continuo de opiniones e ideas de ser humano a humano.

La gran mayoría de los autores y creadores de métodos siempre tienen una característica común, su deseo de ayudar. Tal y como dice mi gran amigo el Dr. Ariel Joselovsky en su libro EL ORIGEN DE LA ANSIEDAD: “el individuo encuentra motivos para justificar casi todos sus padeceres existenciales “.

En la Medicina China, existe algo que denominamos el alma etérea (Hun) y que se puede equiparar a la concepción occidental del alma. Hago esta referencia dado que desde la visión oriental existen varios tipos de alma.

Según las creencias orientales ancestrales penetra en el interior del cuerpo poco después de nacer y más concretamente, al tercer de haber nacido. Procede del padre. Su naturaleza es etérea, es decir, sobrevive después de la muerte del cuerpo y fluye de vuelta al cielo y este el concepto ancestral del cielo, es decir un estado de energías y seres sutil e inmaterial que por tanto, no tiene que ver con el concepto occidental.

En mi último viaje a Japón (Febrero 2016), escuché a mi Mentor con mucho detenimiento como siempre sin interferir excepto cuando él me lo permitía y me dejó bien claro que su tema de trabajo este año, de camino a los 85 años es conectar, moverse, disfrutar y jugar en consonancia con ese CIELO y las energías que allí habitan de forma natural. Escuchar es muy importante y ser empático con el usuario (paciente) es primordial, aún esa empatía no te tiene que llevar a estar de acuerdo con sus puntos de vistas.

En el último seminario que impartí tuve el placer de poder tener como modelo a un ser extraordinario. Una chica llamada Hiromi Goto, Este seminario de técnica cráneo sacral me pareció especialmente interesante por la intensidad con la que los participantes lo vivieron. Al finalizar el curso, les pregunté: ¿Qué se llevan de este seminario?

Disfruté escuchando los comentarios de los asistentes y en la parte final Hiromi sentada en la camilla me preguntó si podía decir algo y obviamente asentí que sí y además lo esperaba. Ella habló que este toque gentil que usamos estaba muy relacionado con las antiquísimas y antiguas medicinas de Japón donde existe el concepto de TEATE, es decir poner la mano donde duele. Ella contó que ella cuidaba de sus padres y familia de esa forma. Que muchos antes de acudir al médico querían una mano gentil y cariñosa que se posara sobre ella.
En definitiva, deberíamos hacer una autorreflexión sobre el concepto tan disperso de cuerpo y mente, de cuerpo y alma que se han ingeniado de forma invasiva y obligarnos a creer.

Hace unos meses traté a un familiar de un queridísimo alumno, yo sabía que su dolencia no estaba en consonancia con lo que parecía ser en primera instancia. Hablé con mi alumno y él me dio cierta información de carácter muy importante que quizás haya salvado la vida de su madre y entonces pude entrar en aquel armario donde ella se escondía y cerrando la puerta me senté junto a ella a escuchar su alma.
Milagrosamente al día siguiente le mandó un wasap a su hijo para decirle que el dolor y las molestias le habían abandonado y ha retomado su vida cotidiana.

Sensei dijo claramente, sino quieres que un pájaro vuele agárralo por las alas. Detrás de eso y dando la vuelta alrededor su mensaje era claro pero escondido y decía que no era necesario estrujar y quebrar las alas de otro ser humano que es lo que le hace libre de volar para someterlo a nuestra propia voluntad.
Hoy les digo a mis alumnos que soy un ingeniero de alas, y que siempre haré lo posible para repararlas para que vuelen a discreción, alto o raseando y desarrollen sus habilidades.

Pedro Fleitas González

Florentino López Castro

Florentino López Castro

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