«Diagnóstico social para demócratas»

Comparte esto:

Ser demócrata es un modo de entender la sociedad y la política: parte de la asunción de la pluralidad de los modos de ser y de pensar como un valor humano y de la tolerancia y el diálogo como las herramientas más adecuadas de interacción comunitaria. Ser “de derechas” o “de izquierdas” es un enfoque sociopolítico más particular, que tiene que ver con el deseo -personal o asociativo- de perpetuar, o no, la asimetría en el acceso ciudadano al poder. Ser “de arriba” o ser “de abajo” es la manera genérica de reducir la condición social al lugar que se ocupa en el control y disfrute de los medios económicos e institucionales. Se puede ser rico o pobre y no ser demócrata, con lo que los conflictos y los acuerdos de convivencia se vivirán antagónicamente, porque lo que se pretende es la prevalencia de los propios sobre los otros. Se puede ser conservador o progresista y no ser demócrata. Las oligarquías, más o menos dictatoriales, y los totalitarismos, de toda condición, que oprimen el mundo están ahí para evidenciarlo. Lo que no se puede ser es demócrata y defender solo los intereses de parte, so pena de reducir la democracia a una mera contabilidad -tan al gusto de los elitistas del dinero y del pensamiento- y la sociedad, a su mera plasmación presente.

La primera emancipación que requiere la democracia es la que aporta, hacia dentro y hacia afuera, la actitud crítica. Pues, demasiadas veces, se termina como cómplice de los que consideramos propios o como provocador de los creemos ajenos. Lo que marca la diferencia entre demócratas e intransigentes es el compromiso con el bien común. Y la convicción de que las generaciones presentes deben enfrentarse a todas las injusticias sin creer que las soluciones serán definitivas: la condición histórica y cultural humana, muy pronto,  tornará en reaccionario lo que hoy se considera liberador. Esto no implica justificar los reformismos interesados. Nadie defiende los derechos humanos más “universalmente” que un demócrata; nadie requiere más la responsabilidad y el protagonismo social.

Para no caer en el sectarismo o el acomodamiento, para ejercer de demócrata, se requiere, en primer lugar, de análisis solventes de los fenómenos sociales, de sus contradicciones, amenazas, posibilidades y logros. Como lo es el estudio que acaba de publicar la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social (European Anti Poverty Network –EAPN-, en inglés), una coalición de ONGs de la Unión Europea, que es un órgano consultor del Consejo de Europa en estas problemáticas. En el Estado español, entre otras entidades, la forman Caritas, CEAR, Cruz Roja, Movimiento por la paz y la ONCE.

Mientras en las instancias gubernamentales se presume de eficacia en la gestión de la crisis y de progreso en la salida de ella, esta Red termina de hacer público que en la actualidad un 27,3 % de las ciudadanas y ciudadanos españoles se encuentran en riesgo de pobreza o exclusión social. Y que «El aumento de la desigualdad que muestran todos los indicadores hasta el año 2012, revela que la crisis ha golpeado con mayor dureza a la clase media y a los grupos sociales más desfavorecidos, demostrando la debilidad de las políticas sociales implementadas». Por lo que, siendo que ni siquiera los incrementos económicos de la anterior fase de crecimiento se repercutieron en los más desfavorecidos de nuestra sociedad, en la supuesta recuperación actual hay muchas posibilidades de que se consolide el empobrecimiento causado. A no ser que se produzcan, solidariamente, importantes medidas de redistribución decididas, votadas y aplicadas por personas conscientes y comprometidas -tanto “de derechas”, como “de izquierdas”, “de arriba” y “de abajo”-, por los auténticos demócratas.

(*) Xavier Aparici Gisbert, filósofo y emprendedor social

http://bienvenidosapantopia.blogspot.com

Florentino López Castro

Florentino López Castro

Deja un comentario