«Despedida de las tabaibas…»

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“… hombres y animales, vacas y ovejas… hombres y animales…” (del libro del profeta Jonás 3, 1-10).

“… las ovejas y las vacas… el ganado… con nosotros… el ganado… las bestias…” (del libro del Éxodo 10, 21-11, 10).

“… de tu despensa… llenarás el vientre…” (del salmo 118, 9-16).. 

… porque mañana, cumplo con la promesa hecha. Ha sido un año -a punto de concluir- con el terrorismo de las tabaibas. Hemos visto, las consecuencias -en parte mínima- de las tabaibas. He empleado en este tema un año a punto de cumplirse (mañana). La despedida es triste, porque ha sido un amor fiel y duradero. He sido feliz con estos comentarios, por la repercusión y seguimiento nunca imaginado. Es el momento de agradecer a tantísimas personas que se han solidarizado, animado y apoyado en esta tarea, que me entristece dejar (¡ya veremos!).

Al levantarme cada día, por la mañana, es lo que he hecho. He combatido contra el cabildo que defiende a las tabaibas y vive de las multas que ponen a pobres y sencillos campesinos. He pretendido reduzca sus dos ejércitos que atacan inmisericordes a gente buena y que nada malo hacen, sino lo que siempre hicieron nuestros antepasados, verdaderos sabios, cuya sabiduría hemos heredado y estamos a punto de perder los últimos restos que nos quedan, diluidos los otros en el tiempo al prohibir llevarla a la práctica. Victoria que no he conseguido, pues parece se recrudece la actividad persecutoria y recaudadora del insaciable cabildo y los suyos (el sepro [seprona] y el miedo [medio ambiente]). El cabildo nos ha despojado de la fuente de la alimentación y el trabajo. Habría que continuar con la agricultura y ganadería de otros tiempos para salir de ésta y desproteger las tabaibas que ningún bien aportan, sino todo lo contrario: la imposibilidad de flora y fauna alguna, solo ella, todo para ella.

Ya no hay campo, sino miedo; no hay cultivo, sino paro y hambre. El campo está legalizado, todo son leyes, normas, multas…  que impiden volver la mirada y vista a lo que siempre fue (la agricultura y la ganadería). Y así la cosa, ¿dónde refugiarnos? He intentado arrojar algo de luz sobre un tema crucial, y aunque no he llegado a deslumbrar a las lumbreras de la administración, sí que he orientado un poco a todos los que muy amablemente, fieles y constantes me han leído, apoyado y animado. A todos: ¡gracias!

El Padre Báez

Florentino López Castro

Florentino López Castro

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