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Los grandes axiomas de las Medicinas Sintéticas y en concreto de la Acupuntura:

a) No hay enfermedades, sino enfermos. Por tanto, hay que individualizar el tratamiento. Esto implica dar una terapia adecuada a cada modalidad de síntomas, teniendo en cuenta los componentes psicosomáticos. Ello presupone que pueden existir dos pacientes con distintas sintomatologías y hacerles el mismo tratamiento, o presentarse dos sintomatologías aparentemente iguales que precisen distintos tratamientos.

b) La enfermedad, una vez instaurada, lleva un proceso evolutivo que por seguir leyes preestablecidas, se puede determinar y prever.

c) La acupuntura se basa en la existencia de la energía como fuente integradora y reguladora de toda la forma físico-química. Esta energía no es privativa de los seres vivientes, sino que todas las situaciones que se producen en el Universo tienen lugar por su existencia. Esta energía, denominada T’CHI, energía cósmica primaria, «Todo», o DAO, u «Origen de los 10.000 seres», tiene diversas formas de manifestación, pudiendo mover los astros, modificar el tiempo, hacer circular la sangre, crear los campos psíquicos de actuación, dar calor o frío, etc.

Esto nos permite sentar una característica muy importante de la Medicina Tradicional China: de ser la única que va a establecer una relación absolutamente directa entre la enfermedad, las manifestaciones energético-cósmicas (factores climáticos) y los factores del medio exógeno en general.

d) La enfermedad no tiene nombre, es un estado de desequilibrio energético que se puede manifestar por una carencia o un exceso, o lo que es lo mismo: Síndrome Yang o plenitud (SHI) y Síndrome Yin o vacío (XU).

e) El desequilibrio energético, que es siempre causa etiológica primaria de cualquier manifestación patológica física, va a cursar con una sintomatología perfectamente definida de cuyo conocimiento dependerá en gran parte el éxito del tratamiento y la profilaxis.

f) El hombre es un ente bipolar alternante, y como toda manifestación en el Universo, esta alternancia de positivo a negativo (de Yang a Yin o viceversa), de una manera armónica permite la vibración, el movimiento, la mutación permanente y continua, o lo que es lo mismo: la vida. Lógicamente, esta mutación o vibración permanente precisa unos suministros energéticos que la mantengan. El hombre adquiere del medio esas energías y lo hace por dos vías:

1) A través de la respiración recibe la energía del Cosmos, Yang (+), esto es, el oxigeno y otros factores de más profunda reflexión filosófica (pneuma, prana, etc.).

2) A través de la digestión recibe la energía de los alimentos de la Tierra, Yin (-).

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PedroFleitasGonzález

Unryu@pedrofleitas.es

Florentino López Castro

Florentino López Castro

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