La mujer canaria ha demostrado una determinación inquebrantable en el ámbito del deporte de alto nivel, desafiando estereotipos y superando obstáculos para alcanzar el éxito. A lo largo de los años, atletas como Marta Mangué, Rita Hernández o Davinia López en Balonmano; Patricia Guerra en vela; Dácil García en el surf o Misa Rodríguez en fútbol y tantas otras han brillado en competiciones nacionales e internacionales, demostrando que el talento y la dedicación no conocen límites geográficos.
Sin embargo, su camino hacia la excelencia no ha estado exento de desafíos. La lucha feminista por romper los techos de cristal ha sido una constante en su trayectoria, enfrentándose a la discriminación de género y la falta de apoyo institucional. A pesar de ello, estas mujeres han persistido, inspirando a generaciones futuras a perseguir sus sueños sin importar las adversidades.
La mujer deportista en Canarias enfrenta desafíos únicos derivados de la insularidad y la doble insularidad, obstáculos que pueden dificultar su desarrollo y éxito en el mundo del deporte. Aunque las islas son conocidas por su belleza natural y su clima ideal para la práctica deportiva, la distancia geográfica y la limitada infraestructura pueden convertirse en barreras significativas para las atletas.
La insularidad en sí misma ya presenta desafíos logísticos y económicos. Las atletas canarias pueden enfrentarse a dificultades para acceder a instalaciones deportivas de calidad, entrenadores especializados o competiciones de alto nivel debido a la distancia y los costos asociados con los viajes. Además, la limitada oferta de patrocinadores y recursos financieros en comparación con las regiones continentales puede limitar las oportunidades de desarrollo y progresión profesional para las mujeres deportistas en Canarias.
A esto se suma la doble insularidad, una realidad que afecta especialmente a las deportistas que residen en las islas menos pobladas y más alejadas del continente. La falta de exposición mediática y oportunidades de visibilidad puede dificultar el reconocimiento y la valoración de sus logros deportivos, lo que a su vez limita sus posibilidades de patrocinio y apoyo financiero. En Canarias se echa en falta una ley de mecenazgo que ayude verdaderamente al deporte de cantera y tenga muy presente a la mujer deportista.
Pero la batalla no termina en el campo de juego. Tras dejar la actividad deportiva de élite, muchas se enfrentan a dificultades para reincorporarse al mercado laboral. La falta de oportunidades y el desconocimiento de sus habilidades fuera del deporte pueden convertirse en barreras adicionales. Es fundamental que la sociedad reconozca el valor y la experiencia que estas mujeres aportan más allá del ámbito deportivo, facilitando su transición hacia nuevas carreras y roles.
Es hora de reconocer y valorar el talento, la fuerza y la resiliencia de la mujer canaria en el deporte y en todos los aspectos de la vida. Su contribución no solo enriquece nuestra comunidad, sino que también nos recuerda la importancia de derribar barreras y construir un futuro más inclusivo y equitativo para todas y todos.
Sin embargo, a pesar de estos desafíos, las mujeres deportistas canarias demuestran una determinación y talento excepcionales. Su capacidad para superar las barreras geográficas y económicas es un testimonio de su dedicación y pasión por el deporte. Además, su resiliencia y capacidad para adaptarse a las circunstancias adversas las convierten en modelos a seguir para futuras generaciones de atletas.
Es fundamental que se reconozca y se aborde la doble insularidad como un factor que influye en el desarrollo del deporte femenino en Canarias. Esto requiere una mayor inversión en infraestructuras deportivas, programas de apoyo y oportunidades de desarrollo para las mujeres deportistas en todas las islas. Solo así podremos garantizar un futuro más equitativo y próspero para el deporte femenino en Canarias.
Anabel De Paz Amador, es jugadora de futbol femenino y componente de la ejecutiva local de Nueva Canarias Telde