«TELDE Y LOS TAMBORES VACÍOS DE MOCIÓN: EL RUMOR SE COBRA Y SIN GARANTÍA DE DEVOLUCIÓN»

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En toda ciudad existe prensa. Y luego está la otra prensa: la que no trabaja con tinta, sino con albaranes. Los que no escriben crónicas, sino presupuestos. Los que, cuando el Gobierno Municipal tose, sacan titulares con jarabe, pañuelos y cama caliente. En Telde lo hemos vuelto a ver: cuando el mar huele y las playas se cierran, ellos destapan una moción de censura inventada para distraer.

No son periodistas: son fontaneros pagados por el Ayuntamiento. Reparan fugas políticas con filtraciones falsas; limpian la imagen del alcalde con desagües informativos; montan dramas con mociones imposibles solo para que digan “¡ay, pobrecito Peña!”.

¿El problema? Que ese periodismo no informa, sino que factura, y cuando las cosas no van bien —y ahora no van nada bien en Telde— no buscan la verdad: venden relatos a domicilio. Poco importa si mienten, exageran o teatralizan golpes de Estado municipales que nadie ha planteado. La cuestión es que el alcalde quede como víctima y los ciudadanos se olviden de una realidad muy simple y muy fea:

Telde tiene las playas cerradas. Y el Gobierno no explica nada.

Resulta que ahora cualquier café, rumor o chisme sirve para escribir una novela política. Se habla de reuniones que no existieron. De pactos que nadie ha propuesto. De conspiraciones dignas de Netflix, mientras el PP local dice estar encantado con su socio… el mismo PP que hace meses pedía a Ciuca el acta de su consejero del Cabildo. Coherencia de manual.

Pero los medios serios no están para inventar capítulos. La prensa no debe ser el departamento creativo del poder, ni generar series políticas de ficción solo para proteger a una alcaldía que se ve superada por la gestión. Cuando la realidad no ayuda, el “periodista-fontanero” improvisa: pone tuberías de humo, vende filtraciones sin filtro y convierte en noticia lo que ni siquiera ha sido conversación.

Hoy, en Telde, no es noticia la contaminación. No es noticia el silencio institucional. No es noticia quién sabe qué, quién oculta qué ni quién permite que nuestras playas sigan cerradas semanas sin explicaciones. La noticia oficial, la que dictan estas plumas de nómina, es otra:

Que el alcalde está en peligro… y que debemos salvarlo.

Qué curioso. Cuando el agua del mar está sucia, algunos periodistas solo piensan en limpiar al Gobierno. ¿Casualidad? No. Negocio.

En un municipio donde se necesitan respuestas, hay quien prefiere fabricar titulares en lugar de buscarlas. No es periodismo: es encargo con firma. Una pluma que escribe lo que le dicen, como le dicen y cuando le dicen, a cambio de una factura bien presentada. Y así, mientras nos venden mociones que no existen…

Juan Santana, periodista y locutor de radio

 

Florentino López Castro

Florentino López Castro

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