«El periodismo grancanario, al servicio del Cabildo»

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Con solo poner juntas las dos portadas de hoy de las dos cabeceras más leídas de Gran Canaria (abajo), resulta evidente que el periodismo en la isla se ha puesto al servicio de la caja registradora del Cabildo. Ambos periódicos ni siquiera se molestan en utilizar un grafismo propio, sino que copian y pegan burdamente en sus respectivas portadas el material propagandístico que les envía el Cabildo de Gran Canaria, máximo benefactor de ambos rotativos. Desde luego, habrá un antes y un después de Chira-Soria, pero mucho me temo que el cambio no va a ser para mejor y mucho menos relacionado con la energía. Estoy hablando, por supuesto, de calidad democrática.

En una democracia, el papel que desempeña el periodismo es primordial. Si los ciudadanos no disponemos de fuentes fidedignas y objetivas de información, no es posible que podamos conformarnos una opinión fundamentada en los hechos. Al contrario, cuando los periódicos deciden venderse a los poderes político y empresarial, están dejando a los ciudadanos a los pies de los caballos al proporcionarles información parcial, matizada o directamente falsa e interesada. ¿Qué impacto puede tener esto sobre nuestra democracia? El mismo que un puñal atravesando un corazón. ¿Cómo conocer la verdad, pues?

El periodismo debería garantizar que la información recogida y publicada es veraz, plural e independiente. Sólo así se produce el verdadero debate. Un debate público, libre, y sobre todo, vigorosamente democrático. De no ser así, los ciudadanos se ven tentados a ponerse del lado de su «tribu», de su grupo, de su partido. El sentido crítico es sustituido entonces por un dejarse llevar, por un cómodo automatismo vital que descarga la responsabilidad individual sobre la hipnótica influencia del grupo de pertenencia. Todo ello conlleva que desaparezca de la mente de los ciudadanos la debida profundización en el análisis de la información, la motivación para preguntarse sobre la veracidad de la misma, en definitiva, el abandono de la razón. Ya a casi nadie importa cuál sea la verdad.

De esta manera, la razón da paso al dogma, al sectarismo y al elitismo. Porque saberse al lado del poder confiere dosis inagotables de autocomplacencia, a pesar de que ésta vaya en detrimento de una sociedad más justa e igualitaria. El lema tácito de estos grupos es «si no estás conmigo, estás contra mí»; su pegamento social es la adulación mutua y el desprecio a los que no comparten su visión. La marca que los define es la tergiversación y la laxa y barata utilización de términos como democracia, justicia, igualdad, eficiencia y soberanía energéticas, etc. Y eso es precisamente lo que está ocurriendo con este lamentable delirio que es Chira-Soria.

Para muchos de nosotros, el inmenso ego de Antonio Morales y el cierre de filas de su guardia pretoriana en torno a él (periodistas, políticos y ciudadanos con ambiciones varias) ha significado un durísimo golpe en el núcleo de nuestros valores democráticos compartidos. Desafortunadamente, el Presidente del Cabildo dirige actualmente nuestro honorable Cabildo Insular de Gran Canaria, la institución que representa a todos los grancanarios, para su autopromoción.

(*) Eduardo Martín Almeida, miembro del Colectivo Ecologista Turcón

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