En apenas seis años, España ha pasado de mirar de reojo la salud mental en el trabajo a tenerla en el centro de todas las alarmas. Las cifras hablan solas, y lo hacen en un tono inquietante: entre 2018 y 2024, las bajas laborales por síntomas emocionales han crecido casi un 490%, los diagnósticos de estrés grave un 230%, y los trastornos de ansiedad un 120%.
Un ascenso vertiginoso que confirma una realidad incuestionable: el trabajo se ha convertido, para muchos, en un factor de sufrimiento.
LA RAIZ DEL PROBLEMA: LA ORGANIZACIÓN DEL TRABAJO.
Los especialistas coinciden en que esta crisis no se explica por causas aisladas, sino por una exposición prolongada a riesgos psicosociales: demandas laborales excesivas, bajo control sobre las tareas, falta de apoyo, inseguridad en el trabajo.
“ La salud mental no es solo la ausencia de enfermedad; es un derecho. Y debe de estar en el centro de la gestión preventiva “.
El mensaje es inequívoco: mientras no se intervenga sobre las condiciones que generan malestar, las cifras seguirán creciendo.
EL TRABAJO DE LOS PERITOS REQUIERE EXAMINAR A FONDO
Desde la práctica pericial y clínica, es frecuente encontrar trabajadores que relatan síntomas que vinculan directamente con su entorno laboral: ansiedad, agotamiento, insomnio, o incluso cuadros depresivos.
La labor pericial, sin embargo, exige algo más que la sola percepción del trabajador: requiere examinar cómo los factores organizativos inciden en su estructura psíquica. Y aquí aparece una variable clave que no siempre se tiene en cuenta: no todas las personas reaccionan igual ante el mismo riesgo.
Los factores psicosociales son potencialmente dañinos, sí, pero su impacto depende también de la vulnerabilidad, la resiliencia y los recursos internos de cada individuo. Por eso, la evaluación debe integrar dos planos inseparables: el contexto laboral y el mundo interno de la persona afectada.
Los factores psicosociales son potencialmente dañinos, sí, pero su impacto depende también de la vulnerabilidad, la resiliencia y los recursos internos de cada individuo. Por eso, la evaluación debe integrar dos planos inseparables: el contexto laboral y el mundo interno de la persona afectada.
Pocas o casi ninguna empresa cumple con un cometido tan importante con la evaluación de los factores psicosociales, lo que da pie a las diferentes patologías registradas en el estudio, esa falta de interés por las empresas relacionadas con los riesgos descritos deja en clara evidencia la dejación, el abandono y la falta de cumplimiento de la normativa en materia de prevención de riesgos laborales, dejando con esto a los trabajadores expuestos a patologías que se pueden cronificar con el tiempo.
Un segundo de precaución puede ahorrarte una vida de arrepentimiento
Alejandro Jesús Olivares Cabrera PRESIDENTE SINTRA
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