RELATO CORTO (SEGUNDA PARTE): «LAS AVENTURAS DE BENEHARO» POR JAVIER MARTÍ

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Lea la primera parte del relato aquí

-Estos presentes son para todos vosotros… –dijo Emmet.

-¿Por qué nos traes estos presentes tan hermosos? –preguntó Aniagua mirando de reojo a Adassa, su amada Madre que asombrada los miraba.

-Es en agradecimiento a vuestros Padres por darnos su permiso al confiarnos a vuestro hijo y hermano Beneharo –dijo Rowan. Haremos de él un hombre, un buen marinero y sobre todo y lo más importante, un narrador de todo cuanto visitemos en nuestros viajes, que serán muchos a lo largo del año.

-En vez de ser nosotros quienes paguemos por su pasaje y su aprendizaje, sois vosotros los que nos agasajáis con estos presentes –dijo Adassa con lágrimas en los ojos…

-Vuestro hijo Beneharo volverá siendo un hombre curtido, cultivado y lleno de experiencias que podréis leer y conocer por él mismo –dijo Fiacro. Nos encargaremos de tenga lo que necesite y hacer de él un hombre de provecho. Os lo juramos.

-Pero… ¿tenéis sitio para él en el barco? –preguntó Dácil, la princesita de la casa. Por lo que cuenta Beneharo el barco no es muy grande…

-Lo tenemos –replicó Emmet. Ennis es uno de nuestros peones de carga que, por su edad, ya tiene setenta años, ésta es su última travesía. Desembarcará en Agadir, su tierra natal, donde sus familiares lo esperan ansiosos por tenerlo en tierra firme. Beneharo ocupará su lugar y mientras dure la corta travesía hasta Agadir, Ennis será su maestro. Ha vivido más de sesenta años en varios barcos y sabe mucho…

-Si es así… que sea lo que Dios quiera –dijo Adassa signándose y elevando los ojos al cielo.

-Os regalamos estos quesos de Irlanda que son muy ricos y apreciados –dijo Rowan. Seguro que cada vez que cortéis un trocito os acordaréis de nosotros y especialmente de Beneharo.

-¿Para cuándo la partida…? –preguntó Rayco.

-Aún tardaremos un par de días –dijo Emmet. Tenemos que llenar las bodegas de provisiones y tenemos que hacer algunas compras… Unos pedidos de otros comerciantes que, al saber de nuestra llegada a Lanzarote nos han encargado.

-Descansad y disfrutar de la isla unos días –dijo Rayco. Mientras tanto nos encargaremos nosotros de llenar la bodega para que no os falte de nada en vuestro viaje.

-¿Es larga la travesía hasta llegar a Cork? –preguntó Aniagua con cierta curiosidad.

-Sí, lo es –dijo Emmet. Tenemos que atravesar todo el océano atlántico, atracar en algunos puertos de Marruecos… atracar en tierras españolas y portuguesas, surcar el Mar Cantábrico para llegar a algunos puertos Franceses…  bordeando Inglaterra llegaremos a Irlanda, a Cork, nuestro destino final.

-Nuestro primer destino es el puerto de Agadir –dijo Emmet. Estaremos unos días fondeados para la compra de dátiles y algunos utensilios que esperamos vender en nuestra tierra y provisionarnos de agua y comida para los animales.

-Creo que va a ser una experiencia inolvidable –comentó Beneharo. Ya me veo navegando en La Irlandesa, ese barco que siempre me ha gustado desde que lo vi por vez primera cuando era niño.

-Lo sé –dijo Emmet. Lo creas o no, tanto el Capitán como yo sabíamos que siempre estabas en el muelle esperando nuestra llegada. Tu agitado pañuelo rojo era la señal de que nos esperabas… hiciera el tiempo que hiciera… allí estabas esperando nuestra llegada…

-Nos alegraba verte desde el puente de mando esperando que llegásemos, te veíamos con los prismáticos… –comentó Rowan. Era como si nuestro barco tuviera un marinerito en tierra esperando la llegada de su barco…

-Que en breve lo será –dijo Junghans. Vas a ser uno más de la tripulación con todos los derechos y obligaciones como todos los demás.

-Seré un buen marinero, ¡lo juro! –exclamó Beneharo muy emocionado. Prometo no defraudaros.

-Si no lo cumples serás comida de los tiburones –dijo Fiacro riéndose…

-¡Tiburones! –exclamó Beneharo… ¿Veremos tiburones en la travesía…?

-Tiburones y ballenas… delfines… peces voladores… pulpos –comentó Emmet riendo… Verás tantos animales marinos que necesitarás muchas hojas para dibujarlos… escribir sobre ellos… y más…

-Le tendré que pedir a Ayose que me venda muchas hojas de papel para mi viaje –exclamó Beneharo con los ojos fuera de órbita…

-Y muchos lapiceros –dijo Aniagua. Que todo lo que veas nos lo tendrás que mandar para leerlo y guardártelos hasta tu regreso…

-Eso por descontado –dijo Beneharo. Todos los días os escribiré una carta contando lo que hago en el barco y lo que veo en el mar y en los puertos donde atraquemos…

-¿Por qué no vas a la escuela a despedirte de tus amigos y de Don Salvattore, tu maestro y así sabrán por qué no asistirás a la escuela? –dijo Aniagua.

-Es una excelente idea –dijo Rayco. Seguro que todos se alegrarán…

-Mañana voy a la escuela –comentó Beneharo. Ahora voy a la Iglesia para despedirme de Don Gabino… no quiero que se entere por boca de otros…

-Ve… Ahora estará preparando la catequesis y es un buen momento –dijo Adassa, seguro que te da su bendición, como lo hace siempre a quienes salen a la mar a faenar.

Dos horas más tarde regresó Beneharo a su casa portando en las manos un paquete que Don Gabino le había dado.

-¿Qué traes es ese paquete? –preguntó Dácil con cierta curiosidad…

-Son unos libros que Don Gabino me ha dado… unos lapiceros… una caja de lápices de colores… un afilador y unas gomas de borrar –comentó Beneharo y… unos cuadernos de hojas blancas para que pinte y escriba todo cuanto vea en la travesía…

-Tiempo tendrás de pintar y dibujar –comentó Emmet. El viaje es largo y verás tantas cosas que necesitarás muchos cuadernos para dibujar, pintar y escribir.

A la mañana siguiente Beneharo acompañó a sus hermanos a la escuela…

Don Salvattore no imaginaba la sorpresa que se iba a llevar… Ni sus amigos que, como todos, lo echaban en falta porque estaba más tiempo en el muelle que en la escuela.

-Buenos días Don Salvattore –dijo Beneharo con una pícara sonrisa…

-Me huelo que algo tramas con esa pícara sonrisa –comentó Don Salvattore… Seguro que en cuanto me dé la vuelta sales corriendo como haces siempre.

-Esta vez se equivoca –dijo Beneharo. Hoy no me voy a escapar como hago siempre. Hoy vengo a despedirme de usted y de mis amigos…

-¡Despedirte! –exclamaron todos… ¿Dónde te vas?

-Mañana salgo de viaje –dijo Beneharo… Mis Padres me han dado permiso para enrolarme como marinero en “La Irlandesa” y hoy es el día de mi despedida…

-¿En serio? –preguntó Diegotón… ¿Qué te vas en un barco y no te veremos en un tiempo…?

-¡Sí! –exclamó Beneharo… Mañana me voy a recorrer los mares y visitar tierras que jamás he visto pero que he imaginado en mis sueños…

-Y… ¿quién nos contará esas historias que nos hacían soñar con lugares llenos de animales exóticos… tierras hermosas…? –preguntó Chaxiraxi, una de las muchachitas que, como Dácil y Rayco eran de los mayores de la escuela…

-Tendréis que esperar a que las escriba y las mande a mi familia, y mis hermanas os las lean cuando vengan a la escuela… –dijo Beneharo visiblemente emocionado.

-Te vamos a echar mucho de menos –dijo Don Salvattore con lágrimas en los ojos… La escuela sin ti no va a ser la misma… Ya no podré chillarte desde la ventana para que vuelvas a clase…

(Sollozos)

-Es una oportunidad que me está brindando la vida –comentó Beneharo, y no la voy a dejar pasar. Mis Padres ya le han dado permiso a Rowan, el capitán del barco, para que les acompañe y me voy a ir.

-¡Toma Beneharo! –exclamó Don Salvattore. Toma estos lápices de colores y estos cuadernillos para que pintes todo lo que veas y nos los mandes…

-¡Caray! –exclamó Beneharo. Entre lo que me dais y lo que me dió ayer Don Gabino no voy a tener espacio en la maleta para la ropa…

-Madre te ha preparado un cajón para que pongas todas tus cosas –dijo Rayco. Anoche vi como vaciaba un cajón de madera y lo preparaba para tus cosas. Tendrás espacio para poner todo lo que necesites para el viaje.

A la mañana siguiente, poco antes de las nueve, Ultán, uno de los peones del barco llegaba a la vivienda de Beneharo con la camella para transportar sus enseres al barco y preparar lo necesario para el embarque que, según el Capitán, zarparían ese mismo día, por la tarde para hacer la ruta nocturna y llegar a Agadir al día siguiente después de comer.

-En esos dos cajones está todo lo que tengo que llevar –comentó Beneharo.

-Pocas cosas llevas para tan largo viaje –dijo Ultán… Estaremos más de dos meses en alta mar hasta llegar a Cork. Un viaje muy largo visitando muchos puertos y ciudades…

-Mis Padres le han dado un dinerillo para que compre alguna cosa según lo vaya necesitando –dijo Aniagua. Él sabe ahorrar y comprará lo necesario.

-No te preocupes Beneharo –comentó Ultán. La ropa de abrigo para el barco ya la tienes en tu camarote. El Capitán y Fiacro se han encargado de comprarte esos menesteres como regalo de tu incorporación a la tripulación de “La Irlandesa” pero no digas que yo te lo he dicho… es una sorpresa que te quieren dar…

-Descuida, no diré nada –comentó Beneharo.

-Beneharo es muy discreto y no comentará nada –dijo Adassa. Conozco a mi hijo y sé que sabe guardar secretos.

-¿Camarote…? ¿Has dicho que ya tengo un camarote? –preguntó Beneharo con gran sorpresa…

-Es pequeño –replicó Ultán. Pero en cuanto desembarque Ennis en Agadir ocuparás su camarote que es el doble de grande que el tuyo.

-No me importa el tamaño que tenga, con que tenga una cama, un ropero, una mesa y una silla es más que suficiente –comentó Beneharo. Aquí comparto mi habitación con mi hermano Rayco y siempre nos hemos llevado muy bien.

-En el camarote de Ennis tendrás todo eso y algo que te gustará mucho –dijo Ultán. Vas a tener una ventana que da a estribor… Así podrás ver el mar desde tu camarote… Las costas de África… España y Portugal… Francia… Inglaterra… y algo de Irlanda.

-¡Caray! –exclamó Rayco. Podrás ver muchas cosas desde tu camarote sin salir de él, incluso las estrellas por la noche…

-Con el trabajo que hay en el barco, en la travesía, verá más el sueño que las estrellas –comentó Ultán riéndose…

-¿A qué hora he de estar en el barco esta tarde? –preguntó Beneharo…

-El Capitán quiere que estés a las diecisiete horas –dijo Ultán. Es una buena hora porque el Práctico del Puerto llegará sobre las dieciocho para darnos la salida y guiar el barco hasta la bahía del muelle. Así, tu familia puede visitar el barco y ver dónde vas a dormir y… para las despedidas…

-A esa hora estaremos en el muelle –dijo Adassa. Le acompañaremos para despedirle y ver salir el barco…

-Yo me llevo tus cosas para dejarlas en tu camarote hasta que llegues y las puedas ir colocando mientras zarpamos y dejamos Lanzarote… –dijo Ultán. El Capitán me ha mandado para eso con la camella.

-Llévate estos quesos de cabra que a Beneharo tanto le gustan –dijo Dácil, así podréis cenar algo muy típico de Lanzarote y untado con este “mojo picón” le da un sabor muy especial…

-Gracias en nombre del Capitán y de toda la tripulación – comentó Ultán, estoy seguro que la cena de hoy será algo especial.

CONTUNUARÁ…-

Florentino López Castro

Florentino López Castro

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