QUINTA COLUMNA: «TELDE ENTRE LA DIFAMACIÓN Y LAS MEDALLAS DE CARTÓN»

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La mala praxis periodística habla de actuaciones que vulneran los principios éticos y profesionales más elementales del periodismo, como el plagio, la fabricación de noticias, la omisión de información, la manipulación de hechos y la difusión de datos falsos. Son prácticas que describen la credibilidad del que las utiliza y que buscan claramente dañar la reputación de personas concretas y organizaciones minando la confianza pública en ellos. 

Pocas veces se repara en el perjuicio que causan algunos mal llamados profesionales de la comunicación o los medios a los que representan. En Telde llevamos lustros, décadas, padeciendo el espectáculo de ‘periodistas’ sin carrera ni vocación, que muestran una evidente mala praxis saltándose todos los códigos deontológicos y morales a su antojo (con la venia de su Señoría de turno).

Con el apoyo económico y logístico del aparato de gobierno municipal que toque, elaboran informaciones torticeras, manipuladas, con el evidente interés de que se presente de una determinada manera (montajes para construir acontecimientos mediáticos que, de otra manera no existirían, dando rienda suelta a testimonios sin la más mínima constatación del asunto sobre el que se trata), etc.

Ejemplos flagrantes de mala praxis que, por más que previsibles, no deberían pasar sin reprobación pública. Por eso, es plausible la acción legal emprendida por Juan Francisco Artiles y Más por Telde de exigir que se «subsane y rectifique la información sin contrastar publicada» sobre el encontronazo que tuvo con su compañero de partido Juan Pablo Rodríguez, porque “ha supuesto un grave daño al partido, a la imagen del mismo y a las personas que lo componen, agravada aún más, por la repercusión social que su publicación ha tenido, reservándose el derecho a emprender las acciones legales que estime oportuna para defender su honor e imagen”.

Ya está bien de tolerar abusos y mala praxis que hay que evitar, abusos de la Libertad de Prensa demasiado asumidos en Telde. La cobardía y cooperación de la decadente clase política local (con honrosas excepciones como la que nos ocupa), ha normalizado y aplaudido el tráfico de influencias de la Policía Local con determinados medios, el plagio, la fabricación de noticias, la omisión de información, la manipulación de hechos, difusión de rumores, la discriminación, la persecución, la extorsión, la amenaza, etc.

Son muchas las demandas y querellas perdidas que figuran en el currículum de algunos lumbreras en Telde y las que te rondaré morena (la próxima semana podría anunciarse otra). Y es que el incumplimiento legal tiene estas consecuencias. El alcalde Peña (valedor sonrojante de quien antaño fue su ejecutor), debería tener mejor ojo clínico para repartir medallas de cartón y proteger mejor a su socio de gobierno. Aunque ya sabemos que lealtad y Juan Antonio Peña son antónimos empedernidos…

 

Florentino López Castro

Florentino López Castro

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