“… la tierra, la riegas y la enriqueces sin medida… preparas los trigales; riegas los surcos, igualas los terrones… los dejas mullidos… sus brotes… tus bienes… tus carriles rezuman abundancia; rezuman los pastos… las praderas se cubren de rebaños… los valles se visten de mieses…” (del salmo 64).
“… oíd esto… escuchadlo, habitantes… plebeyos y nobles, ricos y pobres… mis reflexiones…” (del salmo 48).
“… recuerdo los tiempos antiguos… acciones… obras… manos… brazos… tierra…” (del salmo 142).
… la de ir a cualquier casa del campo, donde antes habían dos, tres y hasta cuatro yuntas de vacas, y los consiguientes aperos para la labranza, y que al presente, éstos estén adornando paredes, pasillos o arrimados esperando algún anticuario o coleccionista les den tres euros por ellos y se los lleven, con todo su arte, pues algunos hasta llevan grabados curiosos diseños, pero al margen de esto, que, lo que en principio y siempre fue objeto de trabajo o labor, estén en desuso y en la situación que acabamos de describir es que más de pena, da nostalgia al tiempo que rabia, que lo que antes sacó de la tierra por su siembra y arado la comida -dando trabajo, ¡y bien remunerado!-, esté de adorno o en simple desuso, como que da desesperación, al pensar, que arados, yugos aguijadas, y demás aperos, no fueron hechos con ese fin de estar colgados de techos y paredes, sino uniendo (los yugos) animales (vacas), para que tirando de ellos (los arados), y el boyero con la aguijada guiando a los animales es cosa que da para pensar: ¿por qué no se les vuelve a poner en uso para acabar con el paro, y de paso con el hambre? ¿Es que ya no sirven sino para lo dicho, dejando la función para las que fueron hechos (yugos, arados y aguijadas -por poner tres ejemplos-), que ahí están también esos otros aperos: cestas, azadas, picos, hoces, horquetas, bardes, seasos…, ¿y para qué seguir?, si es que las alpendres están vacías e imposible por la normativa volver a llenarlas, ¿no están vacíos los chiqueros, los estanques, los corrales…, pero, ¿es que nada de eso tiene ya valor útil, sino sentimental y como objetos del pasado? Ya va siendo hora, pues la crisis se alarga -y es mentira estemos saliendo de ella, cuando es todo lo contrario: todavía no hemos acabado de entrar, y en ello va a haber mucho tiempo por venir, y ¿no van a volver a las faenas del campo, cursillos y cursos aparte? Pasa, que mientras nos sigan trayendo basuras del mundo entero para comer y enfermar, nadie mira al campo, y así cuanto programa político de todos los partidos políticos que aspiran a vivir del cuento, ninguno de ellos tienen entra las mentiras que prometen, el asunto de la agricultura y ganadería, salvo que se refieran a tabaibas (agricultura), y a los perros (ganadería), pero ni la leche de las primera se toma, y la de las segundas -si son hembras- tampoco. ¿No vamos a regresar o volver a las profesiones más antiguas (no me refiero a la prostitución), es decir: la agricultura y la ganadería como fueron los casos de los hijos de los primeros hombres?
(*) El Padre Báez