LAS DUDAS DE ANTONIO MORALES Y EL NERVIOSISMO DE TEODORO SOSA

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El plan inicial del tándem pasaba por desplazar a Román Rodríguez de la dirección de Nueva Canarias y colocar al frente del partido a Morales a título testimonial y al galdense como aspirante a «Guanarteme» en Cabildo y Congreso de los diputados. Creían ambos que en ese objetivo les seguirían «los barones» locales y que las resistencias serían pocas. «La cosa» se «cambó» cuando Teodoro comenzó a volar más alto y por su cuenta, con riesgo incluido. El galdense, crecido por su ego y untado con dinero público, ya coqueteaba con CC y lo más sembrado del populismo de derechas en Gran Canaria.

Y es ahí donde los caminos de Morales y Sosa empiezan a desbarrar. El galdense comienza un periplo de encuentros discretos con engendros de la política local como la alcaldesa de Mogán o el de Telde, ambos veletas que han aplaudido y pactado con el PP y CC a cambio de sostenerse o alcanzar el poder y mayor proyección. Después se han producido encuentros con alcaldes de CC y con los dirigentes claves de la Coalición Canaria que gobierna aquí con el PP ultra y que co-gobierna hasta con VOX en varios municipios. Teodoro Sosa les pide ser «el aliado en Gran Canaria» y los caínes se muestran encantados de usar por fin esos votos para seguir «vendiendo la finca y el pastel canario al mejor postor extranjero». Y es aquí donde Morales ha echado el freno. Al «personaje», verdadero urdidor en la sombra de la operación anterior, se le aparecen de noche todos los fantasmas de su pasado y le preguntan si así es como quiere pasar a la historia: como aquel que se vendía de izquierdas y ecologista un día y terminó abrazado a la derecha caciquil que destruyó el paraíso natural canario en todos sus décadas en el poder. 

Más aún, partidos como Roque Aguayro, que ha presumido de altos valores y principios en otra etapa, se encuentra ahora en la encrucijada a que la conduce el eterno escudero, Óscar Hernández, otrora progresista y ahora volcado en una operación de transfuguismo político e ideológico de manual. ¿De verdad la medalla de izquierdas que se colocaba Roque Aguayro desde su creación era una mentira?. 

En aras de ser objetivo, es cierto que la jubilación de Román Rodríguez, Carmelo Ramírez y Pedro Quevedo se retrasó demasiado por el narcisismo enfermizo de estos tres personajes, más de 20 años dirigiendo. Es tan cierto eso como que la hoy guardia pretoriana de Teodoro Sosa vivió de ser «los elegidos» por esa tricefalia para encabezar las candidaturas locales. Tan cierto como que quienes ahora marchan a «Primero la nómina» sólo buscan mantener su condición de concejales ahora y en el futuro y que a ellos no se les aplicará renovación alguna. 

Morales, en un gesto de inmoralidad política que le retrata como alguien sin escrúpulos ni honestidad política, no sólo pasa de la nocturnidad alevosa al limbo de la indefinición tras provocar la ruptura, sino que ahora mantiene su poltrona con tránsfugas sino que pretende pasar por inmaculado. Inaudito. 

Las huestes de Teodoro andan buscando bajo la tierra a cualquiera que quiera sentarse como compromisario en su próximo Congreso de Octubre. Vale quien sea. «Lo importante es hacer bulto» le decía a un dirigente vecinal de Las Palmas de GC, ex del PP, ante la constatación de que en la capital canaria solo tiene a los tránsfugas y poco más. Nervioso anda Sosa ante los conatos de deserción que empiezan a aparecer ante la confirmación de que el plan final era CC y no la renovación interna. Otros empiezan a plantearse que si «la idea» era superar los personalismos el de Teodoro, con formas que entran a veces en el histerismo, empieza a mostrar un rejo preocupante.

Se le está haciendo muy tarde a Morales para bajarse del tren. Muy tarde a los «engañados» para no morirse de vergüenza ante su bandazo de la izquierda al populismo rancio por una nómina. Muy tarde….demasiado tarde tal vez, para no quedar muy mal en la historia política de Canarias.

Hijosdecanarias.com

 

Florentino López Castro

Florentino López Castro

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