“EL EFECTO MEDINA: CAROLINA DARIAS DESCUBRE QUE GOBERNAR TAMBIÉN TRAE SORPRESAS”

Comparte esto:
El sustituto es Alexis Rodríguez, presidente de la AAVV de Costa Ayala, conductor municipal y chófer de José Eduardo Ramírez, el concejal que pasó de Nueva Canarias a Primero Canaria.
 
La dimisión de Inmaculada Medina ha caído en el Ayuntamiento como un pino de 40 metros: hacía ruido, todos la veían venir y, aun así, ha dejado un buen socavón. Y ahora Carolina Darias tiene que salir con la pala y recomponer tres áreas fundamentales justo cuando menos falta hacía otro incendio político.
 
Porque, claro, sustituir a Medina no es cosa de mandar un currículum por WhatsApp. La exconcejala, a la que habían “adelgazado” competencias desde la llegada de Darias, seguía controlando dos caramelos importantes: Aguas, con un plan milmillonario para renovar tuberías más antiguas que el tranvía de Vegueta, y el Carnaval, donde llevaba una década tan pegada a murgas y comparsas que ya casi la proclamaban “Patrona Honoraria del Confeti”.
 
Y como en política los problemas nunca vienen solos, la alcaldesa también tendrá que buscar quién se siente en la silla de la Sociedad de Promoción, esa empresa pública que organiza buena parte del ocio municipal… y donde la justicia revisa contratos con más lupa que un notario desconfiado.
 
Lo primero será el pleno del 28 de noviembre, cuando se formalice la renuncia y el PSOE active el relevo. Y aquí aparece otro episodio del culebrón:
el sustituto es Alexis Rodríguez, presidente de la AAVV de Costa Ayala, conductor municipal y —detalle jugoso— chófer de José Eduardo Ramírez, el concejal que pasó de Nueva Canarias a Primero Canarias sin que le temblara el pulso. La movilidad política sigue funcionando mejor que la movilidad urbana.
 
A esto se suma el drama paralelo que protagonizan los socios del pacto. La ruptura en Nueva Canarias ha convertido el salón de plenos en una versión municipal de “Escenas de Matrimonio”, con Pedro Quevedo por un lado, José Eduardo Ramírez por otro, y un silencio de fondo que corta más que un cuchillo de gofio.
 
Y cuando parecía que el guion no podía complicarse más, Podemos aparece en escena. La única concejala morada del Ayuntamiento anuncia que “su margen de tolerancia ética ha llegado a un extremo intolerable”. Traducido al castellano universal: o cambian cosas ya, o rompen el pacto. Podemos amaga con levantarse de la mesa si no se cumplen sus condiciones. El pacto empieza a oler a nevera medio vacía: cada día queda menos dentro.
 
Mientras tanto, al otro lado del tablero político, el PP también tiene su serie propia.
Carlos Ester no quiere simplemente desplazar a Jimena: quiere expulsarla elegantemente del Ayuntamiento mandándola al Congreso, ya que ella —dicen— “no es del club de amigos”. Así despejaría el camino para cumplir su sueño húmedo de convertirse en el próximo candidato del PP al Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria. Vamos, que en el PP lo único que falta es que repartan palomitas… porque el salseo está servido.
 
Así que sí: la renuncia de Medina no es un trámite. Es un terremoto de escala municipal con réplicas aseguradas, que obliga a Darias a recolocar piezas sensibles, a dos meses del Carnaval, con el pacto sostenido por chinchetas… y con toda la oposición sentada en primera fila, con las roscas y cotufas preparadas, esperando a ver cómo termina este folletín político made in Santa Ana.
 
Florentino López Castro

Florentino López Castro

Deja un comentario