En la creciente batalla política por los currículos falseados, hay partidos que han empezado a asumir responsabilidades —y otros que siguen mirando para otro lado. Varios cargos del PSOE y de VOX han dimitido en las últimas semanas por haber inflado o manipulado sus trayectorias académicas. En el Partido Popular, sin embargo, solo una diputada nacional en Madrid ha sido sacrificada. ¿Y el presidente del PP en Canarias, Manuel Domínguez? Ahí sigue. Sonriendo. Como si no pasara nada.
La falta de explicaciones sobre su “licenciatura”, sus supuestas convalidaciones internacionales o su misterioso Erasmus lo colocan en el centro de la polémica. Pero ni un solo gesto de humildad. Ni un documento aclaratorio. Ni una comparecencia. Solo silencio. Solo arrogancia institucional.
¿A qué espera el PP para decirle a Manuel Domínguez que asuma su responsabilidad por engañar a los ciudadanos? ¿Hasta cuándo va a durar este doble rasero ético que castiga a unos y protege a otros?
Porque no estamos hablando de un concejal de pueblo. Hablamos del máximo responsable del Partido Popular en Canarias. Un hombre que aspira a presidir la comunidad autónoma y que ha sido candidato al Parlamento nacional. No se trata de una anécdota personal, sino de un patrón que cuestiona su credibilidad y su legitimidad como líder político.
En cualquier democracia seria, un escándalo así bastaría para abrir una investigación interna o pedir explicaciones públicas. Aquí, en cambio, se impone el silencio de los cómplices. Nadie pregunta. Nadie incomoda. Nadie se mueve. El aparato del PP calla. Génova no se pronuncia. Y en Canarias, todo el mundo hace como si no hubiera un elefante en la habitación.
La regeneración política no se predica: se practica. Y lo cierto es que el PP en Canarias lleva demasiado tiempo atrapado en sus propias contradicciones. Por un lado, exige transparencia y ejemplaridad a sus adversarios. Por otro, protege a quienes dentro del partido representan justo lo contrario.
El caso de Manuel Domínguez no es un caso aislado. Es el síntoma de un modelo agotado, que se sostiene más en la fidelidad interna que en los principios. En los favores que se deben, más que en la responsabilidad pública. Y es especialmente grave porque no hablamos de rumores: hablamos de hechos contrastados. De un currículum con lagunas, incoherencias y títulos que nadie ha podido verificar.
¿Tan poco vale la palabra de un dirigente político? ¿Tan débil es la exigencia ética dentro del PP canario como para tolerar este tipo de trampas sin consecuencias?
En los últimos años, España ha visto dimitir a ministros, presidentes autonómicos, portavoces y alcaldes por situaciones mucho menos graves. Pero en el PP de Canarias, todo parece tener un precio, menos la dignidad.
Si Manuel Domínguez no da un paso al lado por respeto a los votantes, alguien debería obligarlo a hacerlo por decencia política. Y si nadie en su partido tiene el valor de pedírselo, entonces tal vez el problema no sea él… sino el sistema que lo protege.
Porque cuando un partido renuncia a la verdad y tapa la mentira, el problema no es individual: es estructural.
Juan Santana, periodista y locutor de radio
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2 comentarios en ««CURRÍCULUM CIEGO: ¿A QUÉ ESPERA EL PP PARA ACTUAR CON MANUEL DOMÍNGUEZ?»»
Juan, qué titulación tienes tú de periodismo, híncate un tuno mi niño.
…bueno Juan tampoco te pongas asi,esto es una cuestion nueva…todos sabenos que aqui se falsean curriculum a mansalva y en cualquier caso cuando tu eras la sombra de Soria,jamas te ocupastes de eso ni nadie se preocupo por las buenas practicas…otra cosa y ahi estoy de acuerdo,reconozco a mi el primero (le vote en las pasadas elecciones) la decepcion es MUY GRANDE…….lo bueno escque ya en Canarias hay alternativa a la derechita que representa Dominguez