«Jóvenes en estado de indefensión para conseguir rédito político…»

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Vaya por delante que nunca he sido partidario del aborto “porque sí”, sin reflexión ni valoración de opciones ni de hacer de ello una bandera. Creo firmemente que no siempre debe ser decisión de una sola persona y que hay que analizar cada caso por separado.

Dicho esto, quiero dejar claro que si hay algo que me indigne en este tema, como en cualquier otro, es la defensa de la prohibición en que se basan sus detractores. Como si el mero hecho de prohibir algo fuera suficiente para dejar zanjado un asunto cuando menos espinoso.

Espinoso porque sencillamente es algo que depende de la educación y la manera de pensar de cada uno (otros usan la palabra “conciencia”, pero creo que ese término simplemente enmascara creencias religiosas). No se puede pretender que las ideas personales de cada uno o su religión puedan ser determinantes para la totalidad de la población. No se puede usar eso como “argumento” para legislar, y menos en un país aconfesional (aunque sea en apariencia).

Tampoco debe usarse este tema como arma electoral, tal y como pretende el Partido Popular, quien pretende usar el aborto como escudo para “presumir” de cumplir (al menos en parte) una de sus promesas electorales (para una entre tantas incumplidas parecen esforzarse en formalizar precisamente ésta). Y eso que ya le costó la dimisión a un ministro retrógrado y una pérdida de votantes importante al partido en ambos sentidos: los más intransigentes con los derechos de las personas (y que más añoran los tiempos del dictador que acabó con miles de vidas) quedaron descontentos con el PP cuando desistió de reformar la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo en vigor, por miedo a la sangría que podía producirle al partido, y ello produjo la aparición de VOX, formación a la derecha del PP (si cabe). Los más moderados, esos que simplemente votan al Partido Popular por ser la única formación (hasta la aparición de Ciudadanos) que representa a la derecha, rechazaron el Proyecto del ex Ministro Gallardón consiguiendo, unos y otros, que el PP se viera sin saber qué hacer.

Ahora pretenden “contentar” a ambas partes con una especie de reforma “light” que sólo lo es en apariencia: pretenden retirarle el derecho a decidir por sí mismas a las jóvenes menores de 18 años obligándolas a solicitar el permiso de sus progenitores para interrumpir un embarazo no deseado. Algo sobre lo que la Ley en vigor deja claro que es decisión de la afectada a partir de los 16 años.

Esta reforma conseguirá dejar en situación de vulnerabilidad a muchas jóvenes y conseguirá que si sus padres no están de acuerdo con la interrupción de la gestación, los deseos de su hija no sean respetados y ésta pueda ver malogrado su futuro, muchas veces simplemente por sentimientos religiosos de sus progenitores o por simplemente cuestión de mentalidad diferente. ¿Es justo imponer las ideas propias sobre otros aunque se les perjudique?

Vivimos en un Estado donde a una persona mayor de 16 años se la considera legalmente capacitada para mantener relaciones sexuales, para trabajar, para decidir si quiere operarse, si quiere o no quiere recibir cuidados paliativos, para emanciparse incluso, pero, gracias al PP y simplemente para “recuperar” un puñado de votos, se la va a considerar “incapacitada” para decidir si quiere o no tener un hijo…

Encima, con los datos en la mano, resulta que con la Ley en vigor han sido hasta ahora tan sólo una media anual de 100 jóvenes de 16 y 17 años las que han decidido interrumpir su embarazo sin contar con sus padres, generalmente por diferencias religiosas o situación de maltrato, pero gracias al Gobierno de Mariano Rajoy estas chicas quedarán en situación de indefensión para que un Gobierno indigno consiga rédito político.

(*) Angel Rivero García www.encanarias.wordpress.com

Florentino López Castro

Florentino López Castro

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