El Grinch es un personaje emblemático de la literatura infantil, creado por Theodor Seuss Geisel. Se caracteriza por su aspecto verde y su actitud reticente hacia la Navidad, motivada por un corazón “dos tallas más pequeño”. Un ser amargado y cascarrabias que desea sabotear y acabar con las celebraciones navideñas.
En la ACTUALIDAD, en TELDE, no podía ser menos, tenemos nuestro propio Grinch. No es de color verde ni tiene el corazón dos tallas más pequeño, el nuestro no, directamente, no tiene corazón. En lo demás tiene su propia identidad, viejo, jubilado, pensionista, cascarrabias y amargado que se hincha a ganar dinero público de todos los contribuyentes por publicidad y publicaciones a la carta de quien pague.
A diferencia de la historia original, aquí no vivimos dentro de un copo de nieve, pero si hay miles de personas a los que le gusta la Navidad, niños y mayores. Y, como no, personas y personajes públicos, concejales, que hacen frenéticos preparativos para dar a Telde una gran Navidad que celebrar en familia y amigos, con felicidad y alegría.
Todos, excepto ese ser amargado y cascarrabias que odia profundamente al concejal de la Navidad y vive en una especie de “cueva” en lo más alto de su EGO. Escondido detrás de un teclado y un ratón maquinando, un día sí y otro también, la forma de redactar titulares grandilocuentes para apagar la Navidad y cargarse la alegría, la ilusión y la felicidad de las miles de personas que han visitado y están visitando Telde desde el encendido de la Navidad en el Parque de Arnao.
Lo que hace enfadar, cada día más, al Grinch de Telde y a sus financiadores oficiales y públicos es el brillo de los cientos de vídeos con imágenes de la maravillosa iluminación navideña de Telde, grabados por propios y extraños, que dan la vuelta al mundo a través de las redes sociales. A cuanto más brilla la Navidad, más se enfurece y más raya el ridículo informativo.
Es tal el odio del Grinch de Telde a la Navidad, que es capaz de buscar aliados en otros medios de comunicación para que “secunden su cruzada” sin importar el daño que puede hacer a la propia ciudad y a sus vecinos. Él y su EGO por encima de todos.
Nuestro Grinch sufre mucho porque, a pesar de su “Pluma de sangre”, no consigue su objetivo, la Navidad brilla como nunca en Telde y su magia inunda todos los rincones.
Está tan ofuscado, frustrado y desatado el Grinch de Telde, que ha perdido 6 tornillos en la Plaza de San Juan. Ha tocado fondo y toca cambio de estrategia. Se ha dado cuenta de que no puede seguir apagando bombillas todas las noches a golpe de titular para oscurecer la Navidad.
El Grinch de Telde, ahora alienta a las masas en busca del agujero perdido y el taladro ejecutor del más vil de los ataques a las losas del suelo de la Plaza de San Juan. No se podía esperar menos de nuestro Grinch, todo por cargarse la Navidad.
Más espeluznante que el Grinch son los palmeros que se suman a la causa de la crítica al taladro. Aquellos que hasta hace unos meses lloraban por las esquinas porque la actualidad de Telde les estaba arrollando a base de titulares y de información sesgada, parece que todo tiene arreglo con el tiempo, y el dinero, imaginamos.
Son los mismos que han callado cuando en esa Plaza se han ejecutado eventos masivos sin respeto alguno por el Patrimonio. Aquellos que han hecho oídos sordos y ojos cerrados cuando camiones de 12 toneladas han estado sobre esa Plaza descargando material pesado para las obras de la Basílica. Aquellos que callan cuando se celebran pruebas deportivas en esa zona y se ocupa toda la Plaza con vallas y losas de hormigón pesadas.
Como toda historia, esta tiene su moraleja. Para no acabar con un punto final, acabamos con un PUNTO Y SEGUIDO… no esperes que te socorra aquel al que atacas cuando el Grinch se ponga en tu contra. Este Grinch no tiene escrúpulos, solo cartera.
