El autor pasó por El Pulso (Onda Guanche), con Juan Santana, para hablar del auge del libro, su tesis geopolítica, y su ruptura con VOX: “Si no se sientan a decidir qué quieren ser de mayores, habrá puñales cuando toquen moqueta”.
La entrevista en El Pulso, el programa que se emite a través de la Plataforma Digital de Onda Guanche y presenta Juan Santana, tuvo nombre propio: Alejandro Guerra, autor del libro Canarias Vendida: Así se está gestionando la entrega. Una conversación larga, con tramos de análisis y otros de ironía, donde el invitado dibujó un mapa de preocupaciones que mezcla geoestrategia, política nacional y dinámica interna de partidos. Y todo ello con un hilo conductor: su libro está creciendo en notoriedad y, según él, “lo que planteaba como hipótesis se está cumpliendo”.
Un “revulsivo” de alcance nacional (y algo más)
Guerra abrió la entrevista agradeciendo la pregunta más básica —“¿cómo va el libro?”— como quien sabe que ahí está la clave del momento: Canarias Vendida se está moviendo. Explicó que ha recibido un empujón importante tras ser invitado al “Canal del Coronel”, el espacio que dirige el coronel Pedro Baños, un referente mediático del ámbito geopolítico.
El autor aseguró que el episodio donde participó acumulaba decenas de miles de visualizaciones y una lluvia de comentarios, y subrayó que esa exposición le ha permitido “posicionar a Canarias” en un debate “más amplio”, fuera del circuito estrictamente insular. El conductor del programa, Juan Santana, recogió el guante con tono de campaña navideña: si estamos en fechas de regalos, aquí hay una idea: “un libro de clase”.
Libro como regalo: precio y puntos de venta
En una parte claramente orientada a la audiencia, Guerra lo dijo sin complejos: por “15 euros” —“tampoco se va a quedar nadie desesperado”— se puede resolver un regalo para “el sobrino, el cuñado…”. Y dejó claro dónde conseguirlo:
- Librería Canaima (Las Palmas de Gran Canaria)
- Librería Atabaiba (Telde)
- Amazon, como opción para quienes no puedan moverse o quieran enviarlo directamente como regalo
La entrevista, sin ocultarlo, funcionó también como escaparate: “mañana a comprar el libro y ponerse en cola”, bromeó Santana, redondeando el mensaje con tono de radio cercana.
Guerra explicó que el libro nace de un trabajo de investigación realizado en un máster de seguridad, defensa y geoestrategia. Al tener que elaborar un proyecto final, eligió una hipótesis llamativa: estudiar si lo ocurrido en Kosovo —una provincia de un Estado europeo convertida en país— podía ofrecer una analogía aplicable a Canarias en determinados escenarios.
Según relató, al tirar del hilo empezó a encontrarse con “asuntos” que le pusieron “los pelos de punta”. Ahí, afirmó, dejó de ser “solo un trabajo académico” y se convirtió en un texto con vocación de alerta: tradujo aquella investigación a un formato más legible, “entendible”, para divulgar sus conclusiones.
Juan Santana lo resumió con una imagen potente: “¿tienes una lamparita… has visto el futuro?”. Guerra contestó sin chulería, pero con firmeza: no es adivinación, es que “las cosas cuadran”.
A lo largo de la charla, Guerra fue colocando ejemplos que, a su juicio, muestran cómo ciertas dinámicas se repiten o se consolidan. Uno de los puntos que citó fue la cuestión del Sáhara Occidental y la comercialización de productos agrícolas, en relación con decisiones y debates institucionales europeos. También habló de votaciones ajustadas, abstenciones numerosas y contradicciones políticas internas en bloques ideológicos.
Más allá del detalle técnico, el mensaje de Guerra fue este: hay decisiones que se normalizan por cansancio, por pereza o por falta de seguimiento ciudadano, y eso —según su lectura— facilita que “pasen cosas delante de nuestras narices” sin reacción.
En paralelo, mencionó asuntos que asocia a su tesis de “entrega”:
- el control y negocio del transporte marítimo de pasajeros,
- la compra de viviendas por extranjeros (se detuvo especialmente en el caso marroquí),
- y la concesión o gestión de documentación / nacionalidad, planteándolo como un fenómeno de gran impacto social y político.
El tono osciló entre el dato y el comentario con retranca: la entrevista se movió en esa frontera donde la radio mezcla información, opinión y humor para enganchar a la audiencia.
El bloque VOX: de dirigente jurídico a “no superar el periodo de prueba”
El segundo gran tramo del programa cambió el foco. Juan Santana recordó el origen de su relación con el invitado: la primera vez que estuvo en El Pulso lo hizo como dirigente de VOX. La pregunta era directa: “¿qué pasó?”.
Guerra relató que fue vicesecretario jurídico del partido en Las Palmas, que no pidió el cargo de forma activa y que se lo asignaron por ser abogado. Explicó además que, cuando estaba a una semana de cumplir los seis meses que marcaban los estatutos como periodo de prueba, recibió un correo comunicándole que no lo superaba.
Su reacción, dijo, fue clara: no iba a pleitear por estar donde no lo quieren. “Hasta luego”. Y añadió una idea que atraviesa toda su lectura política: la democracia, en los partidos, se queda en la puerta. Lo que manda dentro son las dinámicas de poder.
Juan Santana lanzó una interpretación que conectó con el público: cuando alguien entra “muy fuerte” y puede hacer sombra, hay estructuras que lo apartan. Guerra no lo descartó, aunque amplió el análisis
Para Guerra, el problema de VOX —y de muchos partidos nuevos— no es solo personal, sino estructural: dentro conviven “familias” ideológicas distintas (liberales, nacionalcatólicos, conservadores de distinto cuño, etc.) y, según él, no se ha celebrado el gran “congreso ideológico” que fije un mínimo común denominador.
Su pronóstico fue contundente: si no se define el proyecto, al tocar poder “las sangrías” son inevitables. Y lo comparó con la fragmentación que vivió Podemos: escisiones, líderes que se van, reconfiguración constante. En su visión, no es solo una cuestión de siglas: es psicología de grupos, ciencia política y ambición humana.
Telde como espejo: dos concejales, una marcha al gobierno y el “perfil bajo”
La conversación aterrizó después en el ámbito municipal, con Telde como caso práctico. Guerra reconoció que obtener dos concejales en un municipio con voto muy fragmentado era un “buen resultado”. Pero subrayó lo que vino después:
- Una deserciónhacia el grupo de gobierno, que interpretó como movimiento de interés: pasar de la oposición a una concejalía.
- La otra edil, según se comentó en antena, pasó de “hacer fotos a todo” a desaparecer mediáticamente. Guerra lo vinculó a una estrategia de control desde la dirección nacional: “nadie invente nada”.
Ahí explicó algo clave: ese control puede ser “comprensible” en una fase temprana (para evitar errores por falta de cuadros), pero se vuelve un problema si el objetivo es gobernar un municipio con propuestas propias. “Si quieres gobernar Telde, tienes que hablar de Telde”, vino a decir.
Canarias no es Albacete: la crítica más dura a VOX Canarias
El momento más serio llegó cuando Guerra distinguió entre lo local y lo regional. Dijo comprender el silencio táctico a nivel municipal, pero no entenderlo en Canarias. En su opinión, el Archipiélago tiene condicionantes geopolíticos específicos y exige una voz política clara ante asuntos sensibles.
Y aquí dejó su frase clave: VOX está desaprovechando la oportunidad de liderar ese discurso en Canarias. Para él, si el partido presume de firmeza nacional, en Canarias debería “gritar” más, no menos.
PP, PSOE y el sistema: “juegan a lo mismo”
El tramo final se volvió más general. Guerra sostuvo que el PP no sabe aprovechar el desgaste del Gobierno central, y que —en su visión— PP y PSOE terminan votando de forma parecida en muchas decisiones europeas.
Reapareció además su tesis de fondo: el sistema del 78, tal como lo entiende, está agotado y necesita un replanteamiento profundo. En la entrevista lo defendió como convicción política, no como eslogan.
Despedida navideña… y un cierre con ironía
Sin tiempo para más, Juan Santana cerró anunciando que volverá a llamarlo: “hablar contigo de política es muy interesante”. Guerra agradeció, devolvió la felicitación navideña y remató con humor negro sobre los tiempos: “por si acaso… con estas cosas del delito de odio”.
Resultado: una entrevista intensa y muy radiogénica, con promoción editorial, análisis político y un recorrido por las tripas de un partido. Alejandro Guerra salió reforzando el mensaje del libro y dejando una idea en el aire para la audiencia de El Pulso: Canarias no solo se cuenta, también se disputa. Y, según él, se está discutiendo demasiado poco.
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