Dicen que en Telde nunca nos aburrimos, y razón no falta. Cuando no hay lío con la limpieza, aparece un escándalo con el mercado. Cuando no es el aparcamiento, es el asfaltado, pasando por Gestel. Y ahora, para variar, se nos viene encima lo que parece otra crisis de Gobierno. Eso sí, que nadie salga corriendo a comprar agua y galletas y papel higiénico por si acaso: de momento Juan Antonio Peña sigue sentado en la poltrona sin despeinarse demasiado.
¿El secreto de su tranquilidad? Muy sencillo: tiene en el banquillo de confianza a la tránsfuga oficial, aquella concejal que entró al pleno con la camiseta de VOX y que hoy juega en el equipo contrario como si aquí no hubiera pasado nada. Porque en Telde no necesitamos leyes de transfuguismo: aquí lo que funciona es el “tú quédate conmigo que yo te doy cariño”, políticamente hablando.
La película actual es otra: ¿qué pasa con el concejal que se despide de su grupo y deja a su compañero más solo que la una? ¿Se queda con las funciones que le asignaron cuando representaba al partido? Porque, seamos serios, esas funciones no son suyas, son del partido. Lo lógico, democrático y hasta higiénico sería que siguieran en el grupo político que le dio respaldo en las urnas, no que se conviertan en un premio de consolación personal. Pero claro, en Telde lo lógico siempre acaba siendo lo menos probable.
Y lo más llamativo: ese concejal que hace apenas dos años prometía darlo todo por Telde, ahora es el ejemplo perfecto de lo contrario: lo menos por Telde. Pasó de ser abanderado del compromiso a convertirse en protagonista del transfuguismo. Y como guinda, ya anda tanteando con quién puede presentarse en las próximas elecciones, como si esto fuera un mercadillo político: hoy me pongo esta camiseta, mañana me cambio a la de otro color, y pasado, si cuadra, me hago independiente con aspiraciones de líder.
Eso sí, en Telde el transfuguismo tiene un estilo muy particular: aquí no se hace en solitario, aquí se hace como en la Guardia Civil, en pareja. Uno se pasa de bando, el otro le hace compañía y, entre los dos, convierten el pleno en un desfile digno de cuartel: firmes, pero cambiando de fila según sople el viento.
En resumen: el poder se mantiene, sí, pero más por ataduras con alfileres y pactos de tránsfugas que por un proyecto político sólido. Y lo verdaderamente importante aquí no es si Peña aguanta o no: es si los partidos son capaces de defender lo que es suyo o si prefieren mirar para otro lado mientras un concejal convierte Telde en su trampolín personal para buscar hueco en la próxima lista electoral.
Porque en Telde, ya no hablamos de crisis: hablamos de tradición.
Juan Santana, periodista y locutor de radio
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1 comentario en ««CRISIS EN EL AYUNTAMIENTO DE TELDE: OTRA TEMPORADA DE LA TELENOVELA MUNICIPAL»»
Holaaaa como se nota el periodistas es de otro mando del mandó del pasado no que el quiere tenía telde en ruinas y unidos si no que perdió la memoria del pasado