Una quincena de ‘sin techo’ duerme en la calle, cuevas y casas en el centro de Telde

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Una quincena de personas duermen en la calle, barrancos, parques, cuevas o casas abandonadas en pleno centro de Telde. Esa cifra de ciudadanos sin hogar es la que detecta Cáritas, según explica Atilio García, presidente de esta oenegé (ONG) en el municipio, aunque su número puede ser más elevado. De hecho, según fuentes consultadas, en el parque urbano de San Juan están durmiendo por la noche al menos otros 15 sin techo, aunque no le consta esta situación a la ONG.

Una realidad que tiene nombres y apellidos. Como el de Wolf Clemens, de 84 años de edad, y que habita y duerme dentro de su coche, aparcado al lado del parque urbano de San Juan. O el caso de Ángela G. P., una mujer que ha estado hasta hace poco seis meses durmiendo ante las puertas del centro de mayores de San Gregorio, aunque ahora vive bajo techo gracias a una amiga.

Clemens llegó a Telde hace cuatro meses, después de pasar los últimos ocho años en Sevilla. Antes, como profesional de la comunicación, realizaba un programa en alemán en Radio Canarias Sol hace 20 años. Recaló en la ciudad cuando lo derivaron de la capital de Andalucía al centro de una oenegé con sede en Las Remudas. Pero se encontró con un problema inesperado: “Fui a Las Remudas con mis maletas, pero no pude quedarme allí y tuve que venirme a vivir en el coche y así estoy desde entonces”.

Una tragedia cambió su vida.

La muerte de su esposa por un cáncer le provocó después un infarto cerebral “que me dejó sin saber quién era, dónde vivía, fui hospitalizado y me han diagnosticado pérdida de memoria y me trajeron al centro Eben Ezer, en Las Remudas”. Allí es atendido, se está recuperando y “todo está funcionando bien por lo que me dicen de los resultados de las pruebas que me han hecho”.

Una fe de vida para cobrar

Wolf Clemens, nacido en Sudáfrica y con pasaporte alemán, país donde desarrolló gran parte de su trayectoria profesional, percibe mensualmente una pensión de unos 475 euros, aunque cada cinco meses debe presentar una fe de vida para seguir cobrando la pensión. Una cantidad que no le alcanza para vivir en una casa y gracias a los vecinos de los edificios cercanos al parque urbano de San Juan puede comer todos los días y asearse.

A la espera de la ayuda de las instituciones públicas, Clemens tiene otra preocupación: el cierre de la sucursal bancaria donde recibe su subsidio y que le hará más difícil retirar su dinero. Su coche, su vivienda de cuatro ruedas, aunque no presenta mal aspecto, no es operativo ahora.

No está siempre en el coche, donde tiene mantas para soportar el frío de la madrugada. Pasea por el entorno del espacio verde, ayuda a aparcar coches sin pedir nada a cambio y conoce a otros en su situación. “Hay dos personas que duermen en los bajos del parque, junto a unos locales y por la mañana están por la zona de los juzgados”. Según Atilio García, regresan sobre las 18.00 horas a sus cartones para dormir. Son atendidos, como otros muchos, por Cáritas, que les proporciona alimentos y mantas.

El ‘techo’ de estrellas de Ángela

En San Gregorio, en su zona comercial, ayer estaba sentada en uno de sus bancos Ángela G. P., viendo pasar a gente arriba y abajo de la avenida de la Constitución. Con una bufanda de color rosa en el cuello y bien abrigada, su faz es ahora más serena.

Es una situación más favorable a la que sufrió el año pasado. Durante seis meses, Ángela dormía teniendo como único techo el de las estrellas, pero no lo hacía por romanticismo, sino por necesidad. Sin vivienda donde vivir
por cuestiones familiares y con el hasta ahora infructuoso intento de conseguir una vivienda social ante el Ayuntamiento de Telde, se queja de la desidia política. “He estado dos años en la calle, durmiendo seis meses en la puerta del centro de mayores sin que se preocuparan por mí y ahora, gracias a una amistad, por lo menos puedo dormir bajo techo”.

Diego Ojeda, concejal de Servicios Sociales, asegura que no hay un censo oficial de personas en la calle, “aunque las trabajadoras sociales sí hacen seguimiento de los casos que conocen en su zona”. El edil indica que “cuando reciben un aviso se ponen en contacto con la persona para ver si tienen red de apoyo o ponerles en contacto con los recursos existentes en Telde y fuera de nuestra ciudad”.

Ojeda admite la dificultad para atenderles por los trámites a realizar según cada caso y define como compleja “la realidad del sinhogarismo, que va mucho más allá de la falta de techo”.

Pedro Hernández.laprovincia.es

Florentino López Castro

Florentino López Castro

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