«UNA EPIDEMIA DE TRISTEZA»

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Ayer Canarias sacó la rabia contenida junto a las lágrimas derramadas desde que saliera a la luz la odiosa noticia que algunos temíamos. España entera aún con el alma rota quiso mostrar su apoyo y amor a Beatriz, madre de las niñas Anna y Olivia.

En Gran Canaria los aledaños del Alfredo Kraus se vistiò de un blanco roto de dolor. Cientos de personas se dirigieron desde el auditorio hasta la playa de Las Canteras. Caminaban despacio con un silencio ensordecedor, haciendo una barrera humana frente a la costa. Mirando a esa isla de Tenerife que hoy más que nunca es nuestra querida hermana. Una hermana que se muere de tristeza. Era emocionante ver de cerca tanta emoción.

Los asistentes no podían contener el dolor con llantos esporádicos, gritos contenidos y aplausos que estallaban cuando alguien se acercaba y dejaba flores en la orilla de un mar convertido en tumba por culpa de un desgraciado ser. En la arena bien visible se leía “Siempre juntas” palabras que se reflejaban por las velas colocadas a su alrededor. No habían hombre o mujeres, solo personas; madres, padres, abuelos, niños sufriendo a la vez el mismo dolor.

En Triana el grito a viva voz era desgarrador. Las batucadas vibraban como un corazón a punto de estallar se gritó un ¡Basta ya! Interminable hasta que ya no quedó un hilo de voz. Calles capitalinas convertidas en un suspiro lleno de rabia. Como diría el maestro Sabina “hubo una epidemia de tristeza en la ciudad”.

Isaías Santana, reportero / ONDA GUANCHE

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Florentino López Castro

Florentino López Castro

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