«UN VIRUS MÁS, UNA EPIDEMIA MÁS: MENOS CUENTOS, MENOS LOCOS»

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Un equipo internacional de científicos ha descubierto ahora, que dos de las plagas más devastadoras de la historia de la humanidad, la plaga de Justiniano y la peste negra, fueron causadas por cepas distintas del mismo patógeno. La primera se desvaneció por su cuenta y la segunda se propagó en todo el mundo, para reaparecer a finales de 1800.

La plaga de Justiniano se produjo en el siglo VI y se estima que mató a entre 30 y 50 millones de personas, casi la mitad de la población mundial que se extendía a través de Asia, Norte de África, Arabia y Europa.

La peste negra o muerte negra atacó unos 800 años más tarde, con fuerza similar, terminando con la vida de 50 millones de europeos entre sólo 1347 y 1351.

La llamada Gripe española duró dos años, de 1918 a 1920 y mató a 50 millones de personas.

El SIDA mató a 35 millones de personas desde su detección en 1981.

Desde el año 251 hasta la actualidad, la humanidad ha sufrido 28 grandes epidemias y pandemias, sumando más de 228 millones de personas muertas.

Todo estos datos nos hacen tener una perspectiva más amplia de lo que estamos viviendo. Al menos debería hacernos caer en la conclusión de que hay que empezar a poner los pies en el suelo, la mente en su sitio y tener un juicio más equilibrado como mejor guía.

Esta pandemia, con 1.6 millones de muertos en todo un planeta con 7700 millones de personas, con una vacuna ya en distribución, debería ya empezar a verse con una menor dosis de histeria.

Y es que, ni de lejos llegará esto a la incidencia del SIDA, a la gripe española, a la epidemia que hizo caer al imperio romano. Está siendo más devastadora la epidemia de locos que anda suelta y que sufrimos desde el minuto cero. Hemos padecido a los negacionistas antimascarillas como nunca antes, a los que le echarían la culpa también a Bill Gates y Soros de la caída del imperio Romano, a los que nos han metido en la cabeza una supuesta trama china o de la 5G, a los que vociferan contra las medidas de emergencia sanitaria, ahora vacunas incluidas . Las epidemias son tan viejas como la humanidad y los locos y pirados también. Ni el cambio climático, ni los mercados asesinos, ni los promotores de un nuevo orden mundial, ni nada de nada. La misma química que un día dio con la combinación para crear la vida, también tiene el poder de destruirla masivamente o simplemente enfermarnos, sin que otra mano invisible lo pueda todo.

Me imagino que en pleno siglo XXI, los seres humanos que nos creemos más inteligentes y evolucionados que en ninguna otra época, no estemos por dar el mismo crédito que en otros tiempos, en otras pandemias, se le dio a tantos lunáticos, agoreros, apocalípticos y demás ralea estrafalaria. Como me imagino que, por igual razón, deberíamos empezar a hacernos una cura masiva de humildad ante una naturaleza que sigue estando al mando de nuestro destino colectivo, salvo que el universo quiera demostrarnos que incluso él puede más. Que se lo pregunten si no a los dinosaurios.

Hagamos las cosas mucho mejor que nunca antes, porque se supone que, si en otras epidemias pudimos, ahora debemos marcar una sustancial diferencia a mejor. Mandemos de una vez por todas a los chamanes, nuevos cruzados y nerones modernos al pozo de la historia porque ellos si que son un virus que no nos podemos permitir.

José Carlos Martín Puig, sociólogo

Florentino López Castro

Florentino López Castro

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