«Un silencio tabaibero…»

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“… acepta soborno contra el inocente…” (del salmo 14).

“… el pueblo estaba extenuado… no tenemos pan…” (del libro de los Números 21, 4-9).

“… podría decir y condenar muchas cosas en vosotros…” (Jesucristo: san Juan 8, 21-30)

“… el impío oprime al infeliz y lo enreda en la intriga que ha tramado… codicioso… con insolencia… desafía… lleno de engaños y de fraudes… encubre maldad y opresión… al acecho… a escondidas… espían al pobre; acecha en su escondrijo… al desgraciado para robarle… se agacha y se encoge y con violencia cae sobre el indefenso…” (del salmo 9B).

“… no hacen sino mentir… embusteros… lengua fanfarrona… la opresión del humilde…” (del salmo 11).

“… he de estar preocupado…” (del salmo 12).

“… se han corrompido cometiendo execraciones… todos se extravían… devoran a mi pueblo…” (del salmo 13).

“… siempre tiene el corazón extraviado… corazón malo…” (de la carta a los Hebreos 3, 1-19)..

… un hecho real, que las tabaibas nos impiden ver: la descristianización de nuestra sociedad, la está aprovechando la islamización consecuente o consiguiente, que pasando por la descristianizada europa salta a américa, gracias al tránsito y permanencia, entrada y recepción de una cultura distinta y distante que se asienta entre nosotros, y no como turistas. Somos dos mundos en un mismo solar o suelo. Suelo nuestro donde los nuestros ni se ven y sí y mucho los que han venido desde el islam, con sus velos, costumbres, mezquitas (repletas de fieles), y el árabe escrito ininteligible para los que no conocen el idioma.

Economía alguna no generan, y solo religión (no sé si con fanatismo o sin él). Ya forman guetos o barrios propios entre nosotros. Nuestras Iglesias (templos) se vacían. Surgen nuevas mezquitas y hay carteles con el anuncio de la venta de templos católicos e iglesias cristianas distintas por el viejo occidente. Desaparecemos a la par que nos suplantan, ¡y de qué manera! Ya no se oyen nombres cristianos en los niños y jóvenes, pero sí el abundantísimo Mohammed. Santa Lucía, Ingenio, Agüimes… dejarán de criar cochinos y se pasarán a las ovejas. Tengan cuidado los gays, y las mujeres nuestras si no dejan el cristianismo y se cambian, tendrán la consideración de prostitutas (por decirlo fino). Las escuelas tendrán que prescindir de autores malditos según el Islam; la Historia tendrá que silenciar capítulos importantes. Se cuelan en la justicia. Hay lugares prohibidos transitar en tu propia tierra, si no vas como ellos.

Y así como se pudo hablar de cristianización, ¿no vamos a poder hablar de islamización? ¡Es un hecho real y evidente! Simplemente unos datos, sin comentario al respecto: europa tiene casi 60,000.000 de musulmanes; en diez años ¼ parte de la población será musulmana; ¿qué pasará al finalizar el siglo? Pero, ¿se integran?, ¿hay algún ejemplo al presente de ello? Sabido es que para el musulmán antes está el Islam que cualquier otra consideración social, política, cultural, etc. Investigaciones que no se publican nos hablan de un 50 % de musulmanes que no rechazan los ataques suicidas. Voz de alarma inglesa habla de la instauración califatal por parte de 1/3 de los estudiantes británicos, que exigen les “respetemos”. La democracia cristiana cuando haya mayoría musulmana aceptará la sharia. No se integran, nos colonizan… mientras, nosotros con nuestro fútbol tabaibero, sin catequesis, con ¡nuestros carnavales tabaiberos sin Misas, y como cigarras todo el santo año pegando brincos! Simplemente, comparemos: lo que fuimos, lo que somos, lo que seremos.

Hay datos, para reflexionar.  Me sucedió cuando hace más de 30 años estaba en Zárate, que un feligrés taxista se convirtió en buen católico, porque el árabe que le alquiló todo el día para dar la vuelta a la isla le obligó a parar para rezar cinco veces, y siendo muy rico no pagó la consumición en un restaurant aldeano, porque al enterarse aquella sopa tenía un poco de manteca -cuando previamente le había advertido no le pusiera nada relacionado con el cochino o cerdo- se enfadó muchísimo y se puso como una fiera, porque le hizo pecar. Entonces el taxista, pensó: si este moro -así me lo dijo- cumple con su religión así, ¿por qué yo no con la mía? Y vino a preguntarme el horario de Misa de los Domingos, porque a partir de ese momento -me informó- no voy a falta ningún Domingo a Misa.

El Padre Báez

Florentino López Castro

Florentino López Castro

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