Agustín Arencibia, hasta hace más bien poco, empleado de las bibliotecas públicas de Telde (Gestel), ha pasado con su nombramiento como concejal de gobierno por Nueva Canarias, al otro lado del espejo y guardar un sepulcral silencio con la situación y exigencias de sus ex compañeros para que les abonen las nóminas pendientes.
Arencibia, que protagonizó sentadas en la plaza de San Juan para reivindicar sus nóminas, vive la otra cara de la moneda de una situación que conoce demasiado bien. El concejal de NC señalaba hace unos meses cuando no era cargo público, que la diferencia está en la «sensibilidad y en la información, mis sensación es que no somos prioridad, este Gobierno no nos respeta, sé que las cosas no salen de hoy para mañana, pero hay que tener informados a los trabajadores, nosotros percibimos pasotismo, un gestor público tiene que dar la cara y explicaciones, y ponerse del lado de sus administrados y sus trabajadores”.
Habrá que preguntarle ahora al edil de Nueva Canarias, si el Gobierno del que es parte actualmente, está “sensibilizado e informa” sin sufrir «pasotismo» a los trabajadores de Gestel y Fomentas, porque la sensación es que no. Lo único que ha hecho su ejecutivo (NC, PSOE, MxTelde y CCD), es remitir una nota de prensa para echarle la culpa al anterior gobierno de la situación. Para este viaje no hacía falta alforjas, que diría el otro…
Hay que exigir al cuatripartito que se reúna de inmediato con el personal de las empresas públicas con el fin de explicarles las razones por las cuáles se les adeudan las nóminas pendientes y que se dé cumplimiento al compromiso existente de abonar los salarios antes del día 5 de cada mes, y a la alcaldesa, Carmen Hernández, que se implique personalmente en resolver esta situación tal y cómo se comprometió con el personal de Gestel y Fomentas en la reunión que tuvieron el día 29 de junio donde se reconocía la importancia de las mismas en la realización de servicios públicos que son obligatorios y responsabilidad directa del Ayuntamiento.
Mientras, los trabajadores de las empresas públicas se lamentan recordando el antes y después de uno de los «suyos», Agustín Arencibia, preguntándose «¿Dónde están mis amigos?»
