miércoles, 24 abril, 2024

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«¿Otra vez las dos Españas?»

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Otra vez las dos Españas del poema ´Españolito´, de Machado. Las dos Españas cada día más polarizadas atrincheradas en ideologías radicales e irreconciliables. Las dos Españas intolerantes. Las dos Españas cada vez más envueltas en el fanatismo, en el dogma  y la sinrazón. Las dos España que luchan por ser una de ella la que nos hiele  el corazón, quiera Dios que no. 

La España que gobierna, cada día  más guiada por radicalismos anacrónicos. Que legisla desde el autoritarismo, desde el extremismo, más con ansias de vendettas y menos desde el consenso. Una España que gobierna desde el engaño, o las verdades a medias, que son las peores mentiras. La del secretismo en su gestión.  Una España que ha  perdido el norte y la credibilidad  al frente del gobierno.

La España gobernante, incompetente desde sus inicios para gestionar la crisis del covid-19. La que negó, aún sabiéndolas, las evidencias de lo que se nos venía encima, la terrible situación que estaba por llegar. La España de las órdenes y contraórdenes, lo que significó desorden en la gestión de la emergencia. La que, por no saber, no supo ni formar un comité de expertos, primando en su composición la afinidad política de los mismos antes que sus currículum profesionales.

La España que gobierna,  y de  la que dudo mucho que pueda gestionar con éxito la dura situación económica que nos va a traer la pos emergencia del SARSCoV-2 . La España del disparate político, la de los “decretazos”. La que en el peor momento, de forma dictatorial y sin consenso ni negociación entre las partes, ha puesto sobre la mesa la derogación de la Ley de la Reforma Laboral.

Pero enfrentada a la España que nos gobierna, está la otra España, la que también lucha por helarnos el corazón.

La España de la oposición. La España miserable, la carroñera, la necrófaga. La que ha pretendido alimentarse de la tragedia del covid-19 para crecer en la política. La otra España intolerante.

La que ha usurpado, ofendido y  manchado nuestra bandera, la bandera de todos los españoles, con sus putrefactas  ideas radicales, con su fanatismo ideológico, cada día más cerca del fascismo. La España que anhela la vuelta a las desigualdades sociales. La que pretende volver a gobernarnos al amparo del terror y la opresión.

La España cínica, la hipócrita, la que se olvidó de los  minuto de silencio y de los lazos negros prendidos de las banderas para salir a la calle el pasado sábado día 23  y  ´celebrarlo´,  según Espinosa de los Monteros -uno de sus líderes-, con la misma alegría que cuando España ganó el Mundial de Futbol.

Otra vez las dos Españas, radicalizadas, enfrentadas. Las dos Españas empeñadas en llevarnos a otros tiempos, quizás a la España de los dolorosos y ensangrentados años treinta del pasado siglo. A la España intolerante, fanática. La de los pistoleros, de los sicarios. A una época en que España escribió su historia con la sangre de los que se negaron a pertenecer a ninguna de las dos Españas. Con la sangre de los que se les helaron sus corazones.

José Juan Sosa Rodríguez

Florentino López Castro

Florentino López Castro

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