Melenara una de las playas más afectadas por el temporal

Comparte esto:

Las playas de Telde presentaban ayer un panorama desolador, partidas en dos o tres trozos, con instalaciones tumbadas en la arena e incluso con algún contenedor de basura junto a la orilla. Tal fue la virulencia de las escorrentías de los barrancos que nada a su paso quedó a salvo. Inundaciones de locales, pérgolas destrozadas, paseos marítimos magullados y terrazas de restaurantes en dirección a la marea, sin olvidar las ramas, palos y desechos barridos por el agua se incluyen en el balance de las dos duras jornadas del temporal.

Melenara, una de las playas más visitadas del municipio es un ejemplo claro del desastre. Neptuno, su dios entronizado sobre el puntón tendrá que recuperar su brazo y blandir su tridente, más para recoger desechos que para defender sus dominios, arrasados.

Aunque el litoral fue el más afectado, otros barrios también alcanzaron lo suyo y zonas incomunicadas por carretera, inundaciones o apagones de luz fueron incidencias de las lluvias torrenciales nunca vistas por los vecinos. Ayer se procedía con celeridad y mucho esfuerzo a limpiar las calas, las carreteras o a recuperar, como ocurría en Ojos de Garza, los coches que el desbordante caudal arrastró por el barranco.

Desde el centro de coordinación de la Policía Local en La Garita, Juan Martel, edil de Seguridad, estaba atento a las informaciones que le facilitaban los bomberos, voluntarios de Protección Civil y Policía Local. La recogida de datos mostraba una febril actividad desde el viernes de todos estos cuerpos, al que se unió un grupo de 68 militares de la UME, que desde las 20.30 del viernes a las 11.00 horas de ayer se fajaron para que el litoral recupere su actual estado.

El grupo de gobierno de Telde solicitaba ayer la declaración de zona catastrófica para el municipio, una iniciativa que también cursará el Cabildo de Gran Canaria para los lugares más dañados por la tromba.

Melenara era ayer punto de encuentro de comensales y curiosos, ya que el baño, como en el resto de las calas del municipio, está prohibido. En los locales de calle Luis Morote, que conduce hacia el muelle, los restaurantes se iban poblando de clientes, mientras que en esa vía y el paseo marítimo vecinos y visitantes observaban el efecto devastador de las escorrentías. Fotos, vídeos o simplemente comentarios sobre el estado de las dos pérgolas tumbadas por la barranquera, las duchas prácticamente en el aire, las pasarelas de madera enrolladas para su traslado, mientras al fondo, el peculiar bosque parecía intacto, al menos comparado al resto de la zona de arena afectada. No hubo locales inundados, señalaron algunos propietarios, como María del Carmen Santana, de La Rubia, que aseguró no recordar nada parecido en su vida. Un vecino de la capital paseaba guarecido de la lluvia con un paraguas y su presencia en Melenara era «para ver cómo habían quedado las playas de Telde después del temporal y voy a ver cómo están las otras».

Nada quedaba en pie en la arena y hasta un contenedor de basura, con una capacidad de mil litros cúbicos, era mecido por el mar junto a la orilla. Una cuadrilla de operarios se afanaba ayer, durante su recorrido por las calas del municipio, en limpiar todo lo que encontraba en la arena. Botellas de plástico, ramas, naranjas, palos, bolsas y otros elementos iban a parar a las bolsas para la recogida de basura, mientras un contenedor de mil litros cúbicos de capacidad reposaba en la orilla, mecido por las olas en su devenir.

La Provincia-Dlp

Florentino López Castro

Florentino López Castro

Deja un comentario