«Lágrimas en Telde»

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Hoy les contaré una historia, que aunque no sea la mía, gracias a Dios, la narraré en primera persona. Es la situación de un matrimonio de ancianos, teldenses, donde él está impedido y ella con sus achaques de la edad. Pero es un matrimonio luchador, hasta que la muerte los separe, les dijo el cura que les caso.

También van dirigidas estas líneas, para vosotros, basura política, sinvergüenzas con nombre y apellidos, saqueadores de las arcas públicas, vendedores de humo, que disfrutáis viendo cómo la gente muere de hambre y decís que esto es democracia, será la vuestra, que la del pueblo es otra.

Nos tenéis hartos, pronto llegará el día que todo esto estalle y no falta mucho. El colmo, es que os sentís insultados, cuando os decimos la verdad y la realidad. Teneis el valor de decirnos, que estamos atacando la democracia.

Cuando un anciano, de esos que han levantado España, a base de sangre, sudor y lágrimas, ve, desde su nueva posición en una silla de ruedas, a su esposa llorar de impotencia ante la realidad social que a ellos también les ha llegado. Se abren todas las heridas de su vida. Su esposa se esconde para que no la vea llorar y evitarle esa lucha entre la dignidad y la muerte.

Las lágrimas de mi esposa, hoy, son debidas a que con la mísera paga que nos ha correspondido, después de cotizar toda su vida, son 600 euros, de los cuales 400 se van en el alquiler y del resto, debe sacar para luz, agua y alimentos, del teléfono ya ni hablar.

Cuando tengamos una emergencia, como no puedo llamar, ya nos encontrarán muertos en  casa. Algún vecino protestará del olor y aparecerán los políticos con caras de lástima, se harán la foto, evitarán mirarnos a las cuencas de unos ojos en blanco y se acabó otra historia.

Mi esposa llora, debido a que mis nietos, le han preguntado, que van a comer hoy y ella no sabe que contestar. No hay nada en la despensa, no hay nada en la nevera, que lleva meses apagada, para ahorrar en el recibo de la luz. Un recibo, que sigue subiendo y los políticos miran hacia otro lado.

Ellos, los políticos, están en eso de sacar los huesos de Franco, que lo mismo, al final debemos darles las gracias, no a los políticos sino a Franco, que hasta el último momento, se sacrifica por unos españoles, y nos los dan, para con un poco de agua y pan duro, nos hagamos un caldito. Hay que ser muy miserables o muy hdgp, para saber esto y seguir en sus machitos, discutiendo en cambiar banderas u otras gilipolleces de moda.

Mi esposa llora, debido a que ya no le quedan dientes en la boca y una dentadura postiza no nos la podemos costear, dicen los politicos que no hay dinero. Pero la Seguridad Social, si tiene dinero para un cambio de sexo o lo que es lo mismo, para cortarle la pilila a uno y crearle una almeja, que eso es una necesidad muy urgente, además que conlleva un camión de votos.

Mi esposa llora, porque mi hijo está en prisión, debido a que cometió el pecado de entrar a robar en un supermercado. El botín fue extraordinariamente grave, para esa justicia española, cuatro botellas de leche, pan, arroz, macarrones y unas latas de atún. Todo ello para darle de comer a su hijo y a sus padres. Mi hijo lleva años en el paro, pero sin subsidio, es español y eso tiene el plus de despreciado por esta sociedad, de lo políticamente correcto.

Un juicio rápido y a prisión, por ser un peligroso delincuente. Mientras, los políticos van dejando un rastro de delincuencia, que nunca se juzga, ¿como les van a juzgar, los mismos que ellos han puesto en esos cargos?, es una incongruencia. Y si se juzga, casualidades de la vida, siempre son inocentes y el dinero desaparecido, NUNCA aparece.

Mi esposa llora, pues pasa mucha vergüenza al ir pidiendo a las vecinas, que tampoco están para tirar voladores económicamente, un vaso de leche para el pequeño nieto, que ella y yo con un vaso de agua para desayunar, otro al mediodía y otro de cena, ya nos basta. Que de madrugada, antes de que pase el camión de la basura, tiene que salir corriendo a buscar restos de comida al contenedor. Restos de comida que no puede recalentar o cocinar, pues ya no hay gas ni electricidad para encender la cocina.

Mi esposa llora, pues a una vecina del barrio, que llegó en patera, le pagan el alquiler, le dan cheques para comprar alimentos en el supermercado, le dan alimentos en la parroquia, le dan ropa, le dan las medicinas gratis, le dan los libros del colegio a sus hijos. Mientras, mi esposa, cuando se acerca a pedir algo, ya sea a la parroquia o a un estamento de la administración, le dan largas o le piden una serie de documentos, imposibles de presentar. Lo peor es aguantar la mirada de desprecio de esa “vecina” del barrio.

Mi esposa llora, debido a que ya no puede ir al centro de salud, no tenemos dinero para la guagua. Mi esposa llora, debido a que este mes a falta de recetas, ya no podemos conseguir nuestra medicación. Mi esposa llora no por el dolor físico, ella llora por el dolor del alma.

Querida esposa, no volverás a llorar más. Esos malditos politicos no nos despreciaran más. Mañana, no estaremos ninguno de los tres en este mundo. Ya hemos llegado o nos han obligado a llegar a un punto de no retorno. Dentro de unos días, cuando empecemos a dar mal olor, ya pasara la “vecina” protestando por esa molestia.

Se acercaran las ambulancias, si. esas que nunca pasaron a recogerme del hospital para traerme a casa, después de la operación y tuviste que sacar, no sé de dónde, dinero para pagar un taxi que me trajera a casa.

Se acercara la asistenta social, si, esa que nunca toco en casa para preguntar que ocurría. Se acercara una política, la concejal de servicios sociales, acompañada de los medios para sacar la foto del postureo y dar una declaración, en la cual quiere dejar muy claro, que estas cosas, son casos ocasionales y que ella no tenía conocimiento de lo que ocurría en casa.

La justicia, no hará acto de presencia, se limitará a ordenar, vía telefónica, el levantamiento de nuestros cadáveres. Nos llevarán, dentro de una bolsa plástica, de paseo hasta San Cristóbal y allí nos despiezaran, para hacer un informe donde dirán que yo te mate a ti, al niño y me suicide. No pondrá ese informe, que la culpa fue de ellos, los provocadores de que esto ocurra todos los días en España y se está silenciando. No, eso no se puede poner. Que según ellos, puede provocar “alarma social”.

Y tu, si has leído hasta aquí y no se te ha roto el corazón, recuerda que eso ocurre en tu vecindario, si, justamente a la vuelta la esquina, pero sigues sin verlo.

Doramas

Florentino López Castro

Florentino López Castro

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