LA HIGUERA CANARIA SE DESMORONA

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Más de un año de espera para el arreglo de un muro a punto de desprenderse, un firme que cada año se hunde cada vez más y nada menos que 207 baches. La calle Eolo del barrio de la Higuera Canaria está hecha un cuadro, y sus vecinos no aguantan más. Han redactado numerosos escritos y esperado durante meses una respuesta del gobierno local ante este problema, pero las deficiencias persisten y su preocupación aumenta cada vez más.

La vía tiene una extensión de casi diez kilómetros (950 metros aproximadamente) y el estado que presenta no solo perjudica a los vehículos que transitan diariamente, sino también a los viandantes. De hecho, hace apenas dos días que Carmencita, una residente de 80 años, tropezó con uno de esos doscientos socavones (que han contado los vecinos) que posee la carretera nada más salir de su casa para pasear al perro en compañía de su sobrina. La caída provocó que se partiese la dentadura postiza, los labios y que se magullase la barbilla y la nariz. «No denunció por vergüenza», sostiene resignada su sobrina, María Santana, que ha vivido en la zona durante más de 40 años. Recuerda que la calle no se ha rebacheado en años, así como tampoco adecentado desde hace una veintena, por lo que los agujeros del firme son cada vez más prominentes y molestos a la hora de transitar (sea en coche, sea a pie).

«Los baches están acarreando muchos problemas: impiden el paso de vehículos de transporte importantes como las ambulancias», añade José González, residente que ha presentado varios escritos al Ayuntamiento de Telde solicitando una solución. «Aquí tenemos varias familias con miembros enfermos, que necesitan atención diaria y, en caso necesario, si hiciera falta una ambulancia debería poder entrar hasta el final de la calle», denuncia.

Otra de las preocupaciones que acarrea a los residentes en los últimos meses es el deterioro de uno de los muros situados a la derecha de la carretera, en donde se sitúan la mayoría de fincas de la zona. No es la primera pared que cae en el barrio en los últimos años, pero sí que es la que más alerta ha causado por la posición en la que se encuentra y «porque puede llevarse parte de la vía con ella», expresan atemorizados los vecinos.

Las piedras que componen el bajo de la pared han quedado totalmente al descubierto, algunas incluso se han desprendido y dejado en su lugar huecos alarmantes que hacen peligrar la compostura de esta infraestructura. Sin embargo, la inquietud se basa en que un futuro desplome de esta zona podría provocar el hundimiento del firme (que ya en sí mismo ha ido rebajándose cada vez más con el paso de los años, creando del mismo modo un desnivel considerado entre la izquierda y la derecha de la carretera). «Está completamente ladeada a la izquierda, y caería hacia una finca privada: no es mucha altura, pero no hay necesidad de pasar por algo así», insiste González enfadado.

Los residentes achacan esta continua degeneración de la pared tanto a la falta de mantenimiento como a la mala instalación de las tuberías de la red de agua de abasto, que se llevó a cabo hace una década y señalan que «se hizo por el lado incorrecto de la carretera». Consideran que hubiera sido más efectivo realizar la obra por el lado derecho, «pero también era más complicado», admiten encogiendo los hombros. Entre sus temores se encuentra el hecho de que los cables y varios postes de luz están sujetos a esta infraestructura, por lo que suman el posible corte de electricidad si se termina por desplomar la pared.

Incomunicados

Por otro lado, los habitantes de la zona temen por encima de todo quedarse incomunicados en el caso de que acabase desplomándose el muro y cayendo con ello el firme. No sería la primera vez que un suceso así ocurre, ya que hace unos años en otro tramo de la carretera acabó por derrumbarse parte de un muro de tierra y piedra situado en el terreno de un agricultor de la zona.

El suceso costó la incomunicación de los vecinos que vivían al final del camino, que no pudieron salir de su casa con vehículo durante tres días. «Al final tuvieron que venir con un tractor del área de Playas para retirar todo el picón y la tierra, pero nunca reconstruyeron este espacio y cada vez que llueve se forman escorrentías que destrozan la carretera», explica González, que por otro lado añade que «alguien está extrayendo el picón negro, algo que además de ser ilegal es peligroso porque puede producirse otro derrumbamiento», asegura nervioso.

Cansados de esperar y de contar las numerosas deficiencias en las infraestructuras diarias, los vecinos quieren un cambio. «Soy chófer de guagua y transito diariamente por muchos barrios del municipio, y por eso puedo asegurar que la Higuera Canaria está en los primeros puesto de la lista de zonas más abandonadas de Telde», asegura Santana sin pestañear.

La Provincia-Dlp

Florentino López Castro

Florentino López Castro

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