La familia de Antonio y Ana María habló con el exbancario tras la desaparición

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La familia de Antonio Quesada y Ana María Artiles ya le pone cara al presunto asesino. Rogelio S. T. es un viejo conocido del matrimonio de Guanarteme, que se encargaba de asesorarle en temas económicos y que sus hijos ya pensaban que podía ser uno de los sospechosos desde el año 2013, cuando tuvieron conocimiento de que había sido despedido de su puesto de trabajo por, presuntamente, estafar a algunos de los clientes. Entre ellos se encontraban sus padres, con los que, supuestamente, tenía una deuda de 60.000 euros, dinero que creían que estaba en un fondo de inversiones pero que Rogelio S. T. utilizó para beneficio propio.

Una de las allegadas llegó a hablar con Rogelio S. T., subdirector de una sucursal del Banco Santander situada en la calle Fernando Guanarteme, un día después de que se produjera la desaparición para preguntarle si Antonio y Ana María habían pasado por la oficina. La respuesta fue negativa y en los sucesivos meses en que los allegados visitaban la entidad, en la que una de las hijas también era clienta, el arrestado solía preguntar por la situación en la que se encontraba el caso, como apuntó ayer Míriam Quesada.

Las dudas acerca del ahora arrestado comenzaron en el año 2013. El 6 de marzo de aquel año, justo 365 días después de que el matrimonio había sido visto por última vez, el Boletín Oficial del Registro Mercantil anunciaba la revocación de Rogelio S. T. como apoderado de la citada multinacional por, presuntamente, tener problemas con algunos de los clientes, a los que estafaría con algunos productos bancarios que les hizo perder sus ahorros. En esas fechas, Míriam, junto a sus hermanas, comienza a investigar para intentar conocer las causas del despido. Desde entonces, para ellas era el principal sospechoso de la desaparición de Antonio y Ana María.

Lo fue también para la Policía Nacional, que desde hace años seguía la pista del antiguo empleado de banca. Su detención se pospuso al no tener suficientes indicios para atribuirle el asesinato. La situación cambió por complejo el pasado mes de agosto cuando una perra cazadora halló restos óseos en una ladera del barranco de Las Vacas, entre el casco urbano de Agüimes y el barrio de Temisas. Míriam Quesada afirma que aquel día les tocó «la lotería» porque este hecho fortuito hizo que la investigación se acelerara, ya que la policía contaba con más pruebas contra el exbancario.

La pasada semana, los agentes del grupo de Homicidios de la Jefatura Superior de Policía de Canarias decidieron proceder a la detención de este vecino de Santa Brígida y residente desde hace años en una de las plantas de un chalet de la localidad teldense de Balcón de Telde. Los investigadores le acusan del asesinato de Antonio Quesada y Ana María Artiles, a los que, presuntamente, mató a golpes después de quedar con ellos en una churrería de la calle Castillejos, situada justo entre el domicilio familiar y el puesto de trabajo que ocupaba por entonces el arrestado.

De nuevo ante el juez

El empleado de banca ha negado las acusaciones que se le atribuyen, como indicaron fuentes policiales, que precisaron a su vez que desde el primer momento ha presentado una posición poco colaboradora con la Policía Nacional. Así, el pasado domingo pasó a disposición del Juzgado de Primera Instancia número 7 de Las Palmas de Gran Canaria, cuyo titular es Javier García García-Sotoca. En el interrogatorio reconoció que asesoraba al matrimonio en temas económicos, pero volvió a rechazar su relación con la desaparición de Ana María Artiles y Antonio Quesada y su posterior crimen.

Ante la petición de más pruebas, el magistrado, que informó a Rogelio S. T. de que estaba acusado de ser el presunto autor del doble asesinato, decidió alargar su detención otras 48 horas a la espera de conocer los resultados de unos análisis de ADN. Por ello, está previsto que a lo largo del día hoy el juez le vuelva a tomar declaración y decida si lo envía a prisión o si lo deja en libertad.

En todo caso, Míriam Quesada apuntó ayer que mantienen la duda de que el detenido haya podido ser capaz de acabar con las vidas de su padre y tirar sus cadáveres a un barranco sin la ayuda de terceras personas. Esta teoría también la mantienen quienes conocieron a Rogelio S. T., de quien dicen que es una persona menuda y sin capacidad aparente para poder mover dos cadáveres. En caso de que se confirme que fue el autor, Quesada asegura que no quiere que «se pudra en la cárcel», sólo que «no lo vuelva a hacer».

La Provincia-Dlp

Florentino López Castro

Florentino López Castro

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