«¿Insularismo como estrategia? No, gracias…»

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Pintan malas cartas en el panorama político canario. Como si de una maldición perpetua se tratara, vuelven (otra vez) los viejos hábitos, las malas costumbres, el uso torticero de los sentimientos insulares para embarrarlos en el fango que (a algunos) interesa: reavivar el pleito insular para sacar rédito político a costa del pueblo llano…

Dejando claro de entrada que nada tiene que ver el insularismo con el sentimiento isleño tan natural y propio de un archipiélago tan dejado de la mano durante siglos. Un sentimiento que brota de la idiosincracia provocada por el aislamiento a que nos somete la naturaleza: somos islas, separadas por el Atlántico a pesar de nuestra cercanía, y eso «obliga» en parte a considerar «nuestra» isla como nuestro horizonte más cercano, donde realizamos nuestra vida y de donde sólo podemos salir en barco o avión para visitar al resto, a nuestras islas «hermanas»  y que sabemos forman parte de nuestra identidad como Nación o País canario

Lo triste es cuando se «manipulan» interesadamente esos sentimientos para dividir, en vez de unir, cuando se pervierten para conseguir beneficios particulares, demostrando que los comportamientos caciquiles de antaño no nos han abandonado del todo…

Ya sabemos (y vaya que sí) que a los poderes del Estado (y los partidos españolistas) siempre les ha interesado fomentar el pleito insular: «peléense entre ustedes que entretanto imponemos nuestras leyes y maneras sin oposición». El «divide y vencerás» que usaban los antiguos romanos.

También sabemos que tradicionalmente nuestra tierra canaria ha estado dominada por caciques (terratenientes y aguatenientes) que imponían sus decisiones a su antojo convirtiéndose en gobernantes «de facto» y que se valían del mismo «truco» para lograr sus intereses…

Esas premisas fueron las que consiguieron que a principio de los noventa se unieran diversas fuerzas insularistas para formar las AIC (Agrupaciones Independientes de Canarias), germen de lo que luego evolucionó hacia Coalición Canaria. Famosa fue la frase pronunciada por Manuel Hermoso Rojas cuando llegó al poder como Presidente de Canarias: «Ha llegado la hora de Tenerife«…

Con el tiempo, el ideario de Coalición canaria fue evolucionando y (aparentemente) se abandonó el insularismo para convertirse en una fuerza nacionalista que uniera a todas las islas en un proyecto común. (Luego vendría su cataclismo cuando se demostró que la evolución no era tanta y seguían primando intereses particulares, lo que desembocó en que el ala más progresista y de auténtico sentimiento de unidad entre todo el territorio canario se desgajara del resto y naciese Nueva Canarias)…

Esto último (junto con unos Gobiernos deficientes) ha provocado una grave crisis en el seno de Coalición y que su «fuerza» más poderosa y caciquil (ATI) haya decidido volver a «tomar el mando» y recurrir (otra vez) al pleito insular para recuperar la cuota de poder que pierde por momentos, incluso en la propia isla de Tenerife (saben que Gran Canaria está perdida).

El «front man» de todo este movimiento está siendo claramente el Presidente del Cabildo tinerfeño, Carlos Alonso, a quien el Presidente de (en apariencia TODOS) los canarios, Fernando Clavijo, deja hacer a su antojo y respalda sus declaraciones por muy faltas de sinceridad que sean. Ahí están sus «quejas» por lo que considera «desequilibrio inversor» hacia Gran Canaria en materia de carreteras. Tiene su «gracia» cuando la única partida superior a las invertidas en su isla es la carretera que más años de retraso lleva en Canarias y presupuestada en Madrid (la carretera de La Aldea, cuyo retraso ya ha costado vidas humanas

Pero Alonso no es tonto, los «peones» que mueve son las Consejerías del Gobierno Canario regidas por el Partido Socialista, no las de su propio partido. No «oculta» su deseo de que el Gobierno de Canarias «deseche» al PSOE como «socio» de Gobierno y pacte con el Partido Popular, más afín a sus «ideas» de derecha y caciquiles. Si de paso, «ataca» a Antonio Morales, Presidente del Cabildo de Gran Canaria y «peso pesado» en Nueva Canarias mata dos pájaros de un tiro.

Acusa al Presidente grancanario del insularismo del que sólo el propio Alonso hace gala si se analizan comportamientos más allá de frases estentóreas y lo triste es que quien único pierde en este espectáculo es el pueblo canario. Haría bien el Presidente Clavijo en revisar estos planteamientos que pueden terminar haciendo más daño a su partido de lo que él cree. Ya destacados miembros de su propia formación, como Mario Cabrera, ex Presidente del Cabildo de Fuerteventura, ha manifestado su «malestar» con las palabras y formas de Carlos Alonso, lo que «obliga» a pensar que de seguir en esta actitud y con un Presidente de Canarias «echado a un lado» en beneficio del Presidente del cabildo tinerfeño, puede ahondar en el retroceso que sufre su formación en todas las islas…

Canarias sólo alcanzará el lugar que le corresponde si se la considera como lo que es: una unidad clave en medio del Atlántico con necesidades comunes para todos los canarios y donde no caben actitudes insularistas que tanto daño hicieron en el pasado

Angel Rivero García

www.encanarias.wordpress.com

Florentino López Castro

Florentino López Castro

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