Guillermo Reyes, el político que busca su refugio en la pintura

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La vena artística le vino por la oportunidad de negocio. Siendo un “niño de unos 11 o 12 años veía que se podía ganar dinero con una afición que todavía mantengo viva y me sirve para desintoxicarme de la política”. Así explica Guillermo Reyes, fundador de Ciuca y uno de los impulsores de Unidos por Gran Canaria su faceta menos conocida, la de pintor. El pasado sábado se presentó su última obra, un retrato del magistrado José Mateo, expresidente de la Audiencia Provincial. No es el primero que ha pintado.

Suyos son también los de Jerónimo Saavedar, José Miguel Bravo de Laguna en su etapa de presidente del Cabildo de Gran Canaria o los de Juan Pulido Castro y Alejandro Castro, hijos predilectos de Telde y que están colgados en el salón de plenos del Ayuntamiento. Confiesa que incluso tiene uno de Francisco Santiago como alcalde, pero ni está a la venta ni tampoco se lo han solicitado. Es el ejemplo de la separación del arte de la política, ya que Reyes y Santiago han protagonizado durante años algunas de las mayores controversias que se recuerdan en la institución local.

Lo cortés parece que no quita lo valiente y fue el propio exalcalde nacionalista quien encargó en uno de sus mandatos los retratos de esos dos próceres de la ciudad. Un hombre que pintaba en la plaza de San Gregorio y de misa de 10 a 12 se ponía a pintar un paisaje con lápices de colores y le echaba un espray. Luego lo rifaba. De ahí vio de niño Guillermo Reyes que se podía ganar dinero y ante la poca liquidez familiar no le vení nada mal. “Empecé a fijarme cómo lo hacía, perfeccioné mi técnica y pintaba en mosaicos, lapas, en todo lo que tenía para venderlo”. Pertrechado con lápices, se dedicó a pintar toda Gran Canaria, aunque tiene dos lugares preferidos: Telde, y en concreto, San Francisco, donde alega que “si no he pintado todas sus piedras, casi” y Tejeda, un pueblo donde ha mostrado en sus lienzos al óleo no solo sus paisajes, sino a sus personajes más populares, como María Quintana. Reyes se define como autodidacta, lejos del academicismo que para él convierte al artista en artesano del arte. “Después del instituto pasé dos años en la escuela de bellas artes Luján Pérez, pero me marché porque no me convencía”.

Luego estudió Arquitectura, pero también abandonó esta carrera para estudiar Medicina en Sevilla, donde se licenció para después ejercer en Gran Canaria durante tres años hasta que su vida se la entregó a la política municipal. Pintor de estilo realista, aunque no hace ascos al abstracto, no se marca ni horario ni plazo para realizar sus obras, “solo cuando me veo con inspiración para hacerlo”, Guillermo Reyes evoca su etapa como propietario de una galería de arte en Telde durante 10 años, donde vendía las creaciones de otros pintores. No se queja de lo realizado
y apunta que” de todo lo que he pintado -unas 300 obras- las he vendido prácticamente todas, menos unas pocas que no tengo intención
de desprenderme de ellas”. De esos cuadros, hay cuatro que conserva con orgullo y son los que denomina como una suerte de fase mística durante su estancia en Sevilla. “Allí pinté a las vírgenes de Triana, Rocío y Macarena y al Cristo del Gran Poder”, aunque de estudiante dibujó láminas de la disección de cadáveres en la Facultad.

Pintor de cuadros que luzcan en las viviendas, aunque también los ha hecho de dos por 1,5 metros, asegura que no es barato. Y es que desde sus comienzos, cuando pintaba con pintura de ferretería y anilina, ya empezó a tener una clientela fiel, sobre todo de los cuadros de rincones de Telde, “que era pintarlos, enterarse alguien y venir a comprármelo”, evoca Reyes. No se considera discípulo de ningún gran maestro de la pintura o una tendencia, sino un autodidacta que busca plasmar la luz y alaba “la luz que hay en nuestra tierra”, su fuente de inspiración.

En los retratos, no duda en estar el tiempo que haga falta con el retratado hasta sacarle el reflejo. “Con María Quintana, ya fallecida, subía a Tejeda para echarme unos cafés con ella para captar todos los detalles. Prefiero el trato personal, por eso no me baso en fotografías para hacer retratos porque no dejan sacar cómo es la persona, la expresión de sus ojos”, apunta. Aunque sigue en política, Reyes asegura que la pintura le desintoxica de su faceta pública, un continuo batallar. Después de presentar dos exposiciones en Telde y otra en Tejeda, afirma que “de este año no pasa que exponga mis obras, unos 20 cuadros calculo, en una galería que busco en Las Palmas”. Y un deseo, casi un sueño: “Me gustaría dejar
como legado un cuadro cuya realización se crea difícil de superar”.

La Provincia-Dlp

Florentino López Castro

Florentino López Castro

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