“Fiestas”

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En mi opinión sobran fiestas. Somos un país saturado de fiestas de diverso pelaje. Fiestas nacionales, fiestas autonómicas, fiestas locales, y un largo etcétera. Los origines de estas celebraciones también son muy variopintos, pero la palma se la lleva las dedicadas o motivadas por el santo de turno. Deidades, santos, apóstoles, vírgenes, beatos y una lista enorme de personajes y conceptos vinculados, en nuestro caso, a la religión.

La especie humana nace con el miedo incorporado y cuando el tal le presiona, reza, ruega, clama, pide, a la representación que más le “cuadre”, por su salud, sus amores, o el bienestar material, que también. Esta búsqueda de soluciones a través de lo religioso, no es algo exclusivo de nuestras latitudes. No hay un rincón del orbe donde el “homo erectus” no busque respuestas al “que somos, de dónde venimos y a donde vamos”.

Si a esto le añadimos que la ayuda entre coetáneos no es todo lo frecuente que debería ser, elevamos los ojos al cielo -por encima de los bancos- y le pedimos ayuda a un equipo que abarca, desde el Supremo Hacedor, hasta San Pirinolo. La Iglesia Católica es una buena productora de personajes con supuestas capacidades de buena gestión en las alturas y, consecuentemente sigue creando entes con supuestas capacidades espirituales, según el baremo de esta institución en la que, nos guste o no, hemos sido educados.

Retomando el título de este modesto escrito, Jinámar también tiene -faltaría más- sus fiestas. Habría que decir su Fiesta, pero también como ocurre en los colectivos humanos, la divergencia de criterios -festivos en este caso- ha hecho que emerjan, que yo sepa, dos fiestas de extracción religiosa. Una, la advocación de la Virgen del Valle, otra, Santa Genoveva. La Fiesta de Jinámar con mayúscula, ha sido siempre y es, la de la Inmaculada Concepción, que se remonta a su culto desde el siglo XVI, y que lúdicamente se le conoce en todo el Archipiélago, como la Fiesta de la “Caña Dulce”.

Esta Fiesta también ha sufrido las consecuencias del paso del tiempo, y el Patronato que la rige ha tenido que luchar mucho por presentar dignamente los actos conmemorativos de este 8 de Diciembre. No es fácil la cosa, y hay que tener una textura especial para meterse en estos berenjenales. En fin mis amigos, por fiestas que no quede la cosa. No piense usted mucho en los problemas que tiene, y trinque todas las fiestas que le pongan a tiro. Recuerde, pensar mucho es malo para la salud porque debilita las neuronas, así que Felices Fiestas de La Concepción, y ya puestos de Navidad, Fin de Año, Reyes, y todo lo que caiga.

(*) Antonio Raluy, locutor de ONDA GUANCHE RADIO. Artículo publicado en LA HOJA POPULAR CANARIA del mes de diciembre

Florentino López Castro

Florentino López Castro

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