El 21 de Diciembre de 2010, la Asamblea General de las Naciones Unidas, en Resolución 65/2009 decidió declarar el 30 de Agosto «Día Internacional de las desapariciones Forzadas». Como tantas otras resoluciones de la ONU, se trata de un mero formalismo que no soluciona ningún problema y pone de manifiesto la poca efectividad de un organismo (Naciones Unidas) creado tras la Segunda Guerra Mundial como una asociación de gobierno global que facilitase la cooperación en asuntos tan trascendentales como el Derecho internacional, la paz y seguridad internacional, el desarrollo económico y social, los asuntos humanitarios y los derechos humanos…
La realidad, casi desde el primer momento, demostró la poca efectividad de esta Alianza, que sustituía a la Sociedad de Naciones creada en 1919 (tras la primera gran guerra) ya que ésta había fallado en su propósito básico de «evitar» nuevos conflictos mundiales.
A pesar de unos inicios «esperanzadores» con la proclamación en 1948 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, el tiempo ha dejado claro que cada uno de los Estados miembros va por su lado y que sus resoluciones quedan en «papel mojado» frente a los intereses particulares de cada nación y de los grandes Lobbys que realmente controlan el planeta.
Ahora mismo, la conmemoración del «Día Internacional de las Desapariciones Forzadas», dada la realidad actual, no puede verse más que como un chiste macabro o como otra muestra más de la inutilidad de las Naciones Unidas. Cuando entre sus Estados Miembros existe quien, como España, desoye una y otra vez las peticiones internacionales para juzgar los crímenes cometidos durante la dictadura de Franco y continúa teniendo miles de cadáveres enterrados en las cunetas, ocupando junto a Camboya, el «honor» de ser los países con más fosas comunes del planeta, y con mayor número de personas víctimas de desapariciones forzadas, cuyos restos no han sido recuperados ni identificados.
En menos de un año, ya han sido cuatro veces las ocasiones en que la ONU ha reiterado al gobierno de Rajoy que debe colaborar con la justicia argentina en su investigación sobre los crímenes de la dictadura franquista, pero el Gobierno del PP, herederos directos de aquella época (recordemos que ese partido fue fundado por Manuel Fraga junto a otros altos cargos franquistas) y cuyo empeño parece ser devolvernos a aquellos funestos años, ha ignorado las peticiones de Naciones Unidas así como el dolor de los familiares de los desaparecidos.
Pero el desprecio a las personas amenazadas o desaparecidas no es patrimonio español. La situación actual en muchos países está provocando la mayor crisis migratoria desde el final de la Segunda Guerra Mundial, con ciudadanos de Siria, Afganistán, Irak o Guinea-Bissau huyendo para salvar su vida mientras Europa desoye sus peticiones de auxilio y su mayor preocupación es «pasar la pelota» y que se encargue otro del «problema».
Sabido es que es imposible atender a un volumen tan grande de migrantes, pero la solución no puede pasar por impedir la entrada a todos y dejar que se enfrenten a una muerte segura. Los Estados Europeos se preocupan tan sólo por planificar «repartos» que ni tan siquiera se llevan a cabo por las discusiones al respecto entre los diferentes países y mientras tanto, las mafias son las únicas que sacan tajada del dolor y la miseria ajena. Mientras, algunos miembros, como Hungría, prefieren construir «vallas de la vergüenza» en su frontera con Serbia, al estilo de España y sus concertinas.
Europa, en este sentido, está demostrando ser tan poco válida como «unión» como ya lo es la ONU, y donde lo único que parece «funcionar» es el poder de los mercados. Parece que la Declaración Universal de los Derechos Humanos se ha convertido en poco más que en ciencia ficción y que los» Días Internacionales de…» son una broma pesada…
Angel Rivero García
