El taxista que casi arrolla el sábado a un policía local en el Aeropuerto de Gran Canaria ha sido condenado a un año y cuatro meses de prisión por un delito de atentado y otro de conducción temeraria. Además, debe pagar una multa de 420 euros por dos delitos de lesiones y una indemnización de igual cantidad al agente.
La magistrada Virginia Peña, titular del Juzgado de Instrucción número 2 de Telde, ha condenado a Juan Isidoro B. S. a una pena de un año de cárcel por un delito de atentado al herir a un policía local de Telde cuando intentó detenerle en el Aeropuerto de Gran Canaria. «Con ánimo de menoscabar la integridad física y con clara intención de lesionar la autoridad», el taxista agarró al agente de la mano y emprendió la marcha circulando unos 10 metros e iniciando un forcejeo hasta que el funcionario logró zafarse.
La jueza impone también al hombre, de 70 años de edad, cuatro meses de prisión por conducción temeraria y a la privación del derecho a conducir vehículos de motor o ciclomotores por un tiempo de tres años y seis meses. Y lo hace porque el acusado, tras arrastrar al efectivo, emprendió una huida «con absoluto desprecio a las normas más elementales de seguridad vial», a una velocidad excesiva para las circunstancias de la vía y sin respetar las señales de tráfico. Todo ello, con cuatro pasajeros a bordo, un matrimonio de turistas serbios junto a sus dos hijos menores de edad, a los que puso en riesgo. En ese momento, dos agentes emprendieron una persecución con el vehículo policial y cuando lograron ponerse en paralelo del taxi, el conductor hizo ademán de embestirlos, aunque finalmente desaceleró hasta que se detuvo por completo a la altura de Carrizal, y los pasajeros pudieron bajarse.
Los incidentes no cesaron, ya que cuando uno de los policías se acercó para detenerle, el hombre le propinó un mordisco en el antebrazo, mientras que al otro le agarró del cuello. Finalmente fue reducido gracias al uso de espray de pimienta por parte de los funcionarios. Por estas últimas acciones, el taxista ha sido también condenado, por dos delitos leves de lesiones, a dos penas de un mes de multa cada una, con una cuota diaria de 7 euros (420 euros), además de una indemnización de otros 420 euros al funcionario que arrastró. La sentencia es firme porque el acusado estuvo conforme en el juicio rápido.
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