miércoles, 24 abril, 2024

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Caserío de Gando agradece a todos los alcaldes su labor en el avance del barrio

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Placas y pergaminos para mostrar el agradecimiento de todo un barrio -de una treintena de viviendas y unos 120 vecinos- a la labor realizada por los seis alcaldes que han gobernado Telde en los últimos 25 años y a los residentes, empresarios, el párroco e instituciones públicas que han participado en su desarrollo. Así fue el acto celebrado el viernes, día de San Fermín, en Caserío de Gando, un núcleo residencial nacido a mediados del pasado siglo XX de un antiguo enclave de aparcería que ha ido logrando, poco a poco y con esfuerzo, determinación y tesón de sus habitantes ser un lugar donde vivir con todos los servicios esenciales que se requieren para ello.

Tomás Rodríguez, presidente de la comisión de fiestas de San Fermín, patrón del barrio, el único que lo festeja en Gran Canaria, asegura que Caserío de Gando «ha ido creciendo en estos últimos 25 años gracias al trabajo de todos, vecinos e instituciones y hemos aprovechado estas bodas de plata de la fundación de la asociación de vecinos y la comisión de fiestas para agracerles su compromiso».

Rodríguez no considera raro que se le reconozca a los políticos, en este caso a los seis alcaldes de Telde, sus gestiones en una época donde los cargos públicos son observados con lupa y se les atribuye acciones no precisamente honorables. «Aquí cada uno de ellos ha puesto su granito de arena por el avance de esta zona, unos más y otros menos según su tiempo en en el puesto, pero entre todos se ha conseguido que hoy en día seamos un barrio con todos los servicios básicos como el agua, la luz, el saneamiento, aunque estamos luchando porque nos coloquen una parada de guaguas, un tema que tenemos pendiente de lograr», añade Tomás Rodríguez.

La lista de alcaldes es la de los que han gobernado o gobiernan en el periodo democrático, desde Francisco Santiago, Marcelino Galindo, Francisco Valido, Francisco Santana, María del Carmen Castellano y la actual regidora, Carmen Hernández. De ellos, solo tres acudieron a la entrega de distinciones -Francisco Santiago, Marcelino Galindo y Francisco Santana-, mientras Hernández delegó en la concejala de Cultura, Marta Hernández, por motivos de agenda. Todos recibieron o recogieron sus sustitutos sendas placas, al igual que el sacerdote José Ramírez, un representante de Juliano Bonny, Antonio Rodríguez Suárez, primer presidente de la asociación vecinal, y representantes del Cabildo de Gran Canaria y Ayuntamiento.

Más numerosa y emotiva fue la entrega de pergaminos a las familias que llevan toda su vida en el barrio. Así las familias Montelde Vega, Cáceres Montelde, Rodríguez Monzón, Martel López, Rodríguez Arencibia, Santana Pérez, Galván Falcón, Pérez Rodríguez, Herrera Ríos, Martel Ríos, López Cabrera, Peña Alemán, Santana Suárez, Rodríguez Santana, Cabrera López, Peña Santana, Suárez Artiles, Galindo Macías, Negrín, Morales, Rodríguez Vega, la asociación de vecinos Roque de Gando, de Ojos de Garza y José Miguel González Rodríguez. Todos ellos son parte de la historia de Caserío de Gando, un pequeño y familiar barrio, desconocido para muchos teldenses, pero cuyos vecinos presumen de vivir en él y que no lo cambiarían por ningún otro del municipio.

Y si observa con detenimiento sus viviendas, cercanas a un aerogenerador, la tranquilidad es patente y se respira un ambiente de personas que se conocen desde hace mucho, que llevan una vida sin estrés, en sus casas coloreadas por la vivacidad de las flores que riegan con mimo. Echan en falta que no haya un servicio de guaguas que les conecte con el resto del municipio, pero tampoco es algo que les agobie en exceso.

Nacido al arrimo de la aparcería y de la empresa de Juliano Bonny, en cuyos terrenos se construyeron las viviendas donde residen, su historia es el de los emigrantes interiores, de las personas que recalaron en Telde en la época dorada de la agricultura y de la aparcería. Del trabajo hicieron su estancia y su vida va totalmente unida a Caserío de Gando y también a la actividad agrícola.

Así, Felipe Rodríguez González (Tejeda, 54 años) lleva desde los 16 en el barrio, mientras Ángel Herrera Quintana (Valleseco, 56 años) lleva medio siglo viviendo en él. Ambos llegaron de mano de sus familias para trabajar en la tierra y todavía lo siguen haciendo. El barrio es en su mayoría de personas de avanzada edad, que vinieron a Caserío de Gando y ya se han quedado como residentes.

«Es un barrio tranquilo, aquí nos conocemos todos desde hace años, es totalmente seguro y no lo cambio por otro», expresa Felipe, afirmación que secunda Ángel. En las viviendas, con muchas plantas y flores se puede pasar el tiempo sin agobios, sentados en el porche o regando con parsimonia. Caserío de Gando ya no oye los motores de los aviones cercanos, ya se ha acostumbrado a su paso.

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La Provincia-Dlp

Florentino López Castro

Florentino López Castro

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