Bukinkan Taikai en Chile 2015: El agua transparente

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Existen historias que nunca se cuentan. Esas historias se conforman por anécdotas que han sucedido durante ciertos eventos, por un lado las anécdotas generales y por otro por las anécdotas personales y como han vivido aquellas  generales individuo por individuo. Finalmente existe mucha información que conforman historias que nunca se cuentan pero están vivas y hablan por si mismas.
20 años han pasado desde que fui invitado a Chile por primera vez. Cambios profundos a la vez que sutiles han ocurrido de gran relevancia. El más importante es el avance y progreso tan importante y valioso de los estudiantes e instructores de la Bujinkan en este hermoso país que acaricia el Pacífico. Eso ha sido posible gracias a la labor ardua e intensa de muchos instructores residentes y no residentes y la sinergia entre ellos.
El evento de las Artes Marciales se dividió en dos partes. Por un lado un diplomado dirigido a cinturones negros desarrollado el viernes y el domingo con la participación de cerca de 60 actuales y futuros profesores. Me permití para celebrar los 20 años planear sobre el Kihon Happo, las técnicas básicas infinitas con las cuales llegué hace veinte años. Disfrutamos con la tensión mantenida entre la base esencial de la propia base combinadas con el uso del tambo y del kusarifundo.
El sábado se desarrolló a jornada completa el entrenamiento general con la participación de aproximadamente 115 participantes. Decidí por inspiración estudiar y compartir mis experiencias sobre dos técnicas del nivel jo Ryaku no Maki de la Escuela Gyokko Ryu Kosshijutsu. La primera Koku y la segunda danshu. Entre acciones y movimientos comedidos, corregidos y ejecutados por los participantes con una elegancia única se desarrollaron seis horas de entrenamiento.
Que decir de los nuevos SHIDOSHI que nacieron de una forma impecable, elegante e intuitiva. Mi más sinceras felicitaciones.
En la Prefectura de Niigata existía un pueblo llamado Wajima. Allí vivió el  poeta y monje zen Ryokan. Decían que disfrutaba tanto cuidando a los “niños” que se olvidaba de comer. Decidió vivir su vida como un ermitaño, tenía una vida simple. Le dedicó este poema a alguien muy importante en su vida:
Ahora se revela su lado oculto (secret home)
y ahora el otro por lo que cae,
una hoja de otoño.
MUCHAS GRACIAS a mi discìpulo – hijo JORGE Frías y a su equipo organizativo cuya labor fue sobresaliente. También a todos los que me ayudaron para mostrar las técnicas y a cada uno de los participantes, UNO POR UNO, UNA POR UNA SIN QUE ME FALTE NADIE.
Me siento feliz. Hasta pronto Chile.
(*) Pedro Fleitas González, Unryu
Florentino López Castro

Florentino López Castro

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