BENTEJUÍ MOTAS COMIENZA A ESCRIBIR LA HISTORIA DE LAS CUEVAS DE MALVERDE EN TELDE

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Para lo que algunos podría ser un simple montón de basura y de piedras apiladas en una abertura natural de la montaña de Tara, para otros, como Bentejuí Motas García, las cuevas de Malverde son una página más por descubrir de la historia de Canarias. Hasta hace unos meses, este lugar era un sitio olvidado más de Telde. Unas simples cavernas llenas de rocas, utilizadas como depósitos improvisados de desechos de todo tipo.

Era así hasta que se cruzaron con la mirada de Bentejuí, un vecino de la zona al que le gusta patearse los montes de su isla, además de ser un apasionado de la cultura aborigen del archipiélago. Un día, en una de sus rutas a pie, se topó con las cuevas de Malverde, en las que pensó que se podía encontrar restos de vida aborigen. «El porcentaje de que fuera así era muy elevado ya que hay que recordar que estamos a escasos metros del yacimiento de Tara», explica el ciudadano. Yasí ha sido.

En diciembre de 2022 este teldense se decidió a comprar el terreno de algo más de 1.000 metros cuadrados, situado en ladera, con el compromiso personal de devolver a Malverde a su lugar en la historia del archipiélago.

El pasado 5 de mayo Bentejuí cumplió uno de los primeros pasos para alcanzar esa meta. Tras el visto bueno del Cabildo, él mismo ha financiado un proyecto de tres meses para el análisis y estudio del interior y del entorno de las cuevas. Un trabajo que Bentejuí ha dejado en manos de la empresa Arkeós Arqueología, con Abel Galindo como director de la operación.

Tras rebasar los primeros 20 días del plan, ya se han retirado gran parte de los desechos que se encontraban amontonados en las dos cuevas principales (las más profundas). Al mismo tiempo, se ha comenzado «un trabajo de hormigas», como describe el propio Galindo, en el que se excava con suma delicadeza para no dañar los elementos enterrados. Poco a poco van aparecido restos orgánicos, como huesos o caracolas, que podrán ayudar a datar el uso indígena de las cuevas. Además, ya han descubierto cientos de piezas rotas de arcilla, piedra u otros materiales, que en su momento pudieron ser herramientas o pertenecer a vasijas u otros objetos cotidianos que formaron parte de la vida aborigen.

Todavía es muy pronto para conocer la respuesta a muchas preguntas, como el uso originario exacto que se hacía de ellas. Pero de lo que sí está seguro Galindo ya es de que «aquí, hasta hace relativamente poco –principios o mediados del siglo pasado–, estas cuevas fueron utilizadas por pastores para guardar cabras, vacas y/o otro tipo de especies animales». Esto, explica el arqueólogo, «propicia que tengamos que hacer un esfuerzo por separar los elementos históricos (tras la conquista) de los objetos preeuropeos (aborígenes).

Entre los trozos de cerámica hallados se encuentran varias asas de recipientes. También muchos cachos rotos de lo que parece ser una tostadora o de lo que puede ser el fondo de un recipiente de unos 80 centímetros de altura, una estimación que hace Galindo debido al grosor y al diámetro de la pieza.

La cueva de la derecha, la más cercana a la cumbre, es la que más inquieta a Bentejuí y a Galindo, ya que han descubierto debajo del tumulto de tierra y excrementos –que seguramente pusieron los pastores para hacer un suelo más regular– lo que parecen ser varias cazoletas hundidas en la roca madre de la caverna, «donde posiblemente pusieran líquidos o alimentos», afirma el arqueólogo. Lo sorprendente es que parecen estar alineados con una ventana hecha a conciencia. Según las sospechas del experimentado arqueólogo y del vecino, posiblemente esta entrada pueda ser un marcador del solsticio de verano, cuyo fin podría ser ritual o para calcular las estaciones. Algo que descubrirán el próximo 21 de julio.

Un ejemplo a seguir

Poco a poco Bentejuí está viendo como se cumple un sueño de vida, el de recuperar la memoria de un lugar histórico como este, del que aún queda mucho por escribir y documentar. «Mamé de mis padres este amor por nuestras raíces, por la etnografía y la cultura canarí que nos rodea por todas partes. Para mi es un orgullo y una satisfacción personal enorme el poder estar impulsando y viendo de cerca un proyecto de este tipo», indica con brillo que destila emoción en sus ojos.

Abel Galindo ve a Bentejuí como un ejemplo a imitar dentro de la sociedad. «Estoy acostumbrado a trabajar en proyectos públicos y hacerlo para un particular es algo fascinante y que me motiva aún más», indica.

Canarias7 (Juan Pérez Benítez)

Florentino López Castro

Florentino López Castro

4 comentarios en «BENTEJUÍ MOTAS COMIENZA A ESCRIBIR LA HISTORIA DE LAS CUEVAS DE MALVERDE EN TELDE»

  1. Para el que se denomina «Juan Mederos», mejor analizaras tu interior y descubrieras el por qué te preocupa tanto la vida de los demás igual la tuya es tan pobre que por eso te preocupas de la vida de otros, refugiándote en la crítica, que es lo más fácil. Disfruta de la vida hombre, que es muy corta y bonita! El rencor y el odio solo lo generan quienes no respetan ni reconocen los méritos y cualidades de los demás.

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