«¿Y después del SARS-CoV-2, qué?»

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‘No pretendamos que las cosas cambien, si siempre hacemos lo mismo. La crisis es la mejor bendición que puede sucederle a personas y países, porque la crisis trae progresos. La creatividad nace de la angustia como el día nace de la noche oscura. Es en la crisis que nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias. Quien supera la crisis se supera a sí mismo sin quedar ‘superado’.

Albert Einstein

Quizás una de las características más relevantes de nuestro actual estilo de vida es la sucesión de distintos procesos de crisis globales en un periodo de tiempo muy pequeño.

Así, la crisis del petróleo de 1972, crisis económica de 2008, las crisis migratorias en Europa y Estados Unidos o la actual crisis sanitaria son solo algunos ejemplos de las diferentes crisis que, en apenas cincuenta años, se ha enfrentado la humanidad.    

Teniendo en cuenta que el concepto de crisis social hace referencia a los cambios que se producen en la sociedad, y que originan transformaciones en la realidad social, la rápida sucesión de las diferentes crisis que estamos padeciendo no hace más que ratificar que vivimos en una sociedad expuesta a constante y rápidos cambios, muchos traumáticos, en los que los procesos de asimilación a las nuevas realidades se han reducido tanto que ponen en peligro nuestra adaptación a los mismos, y con ello a nuestra salud mental y física.

Con respecto a la actual crisis sanitaria, producida por el SARS-CoV-2, estamos constatando como los cambios sociales que nos proponen tienen como objetivo crear una sociedad más enclaustrada, más compartimentada, donde las relaciones sociales, económicas, pedagógicas o laborales serán diferentes después de superada la pandemia.

El cierre definitivo de muchas sucursales bancarias, proponiéndonos el uso de las ´oficinas virtuales´, el vertiginoso aumento de las compras ´online´, o el teletrabajo desde casa son buenos ejemplos de los nuevos modelos de relaciones económicas y laborales que nos va a dejar esta crisis, y que van a propiciar cambios significativos en nuestro actual modelo de relaciones sociales.

Pero no solo los nuevos modelos económicos y laborales van a favorecer estos cambios en las relaciones sociales y afectivas. Otros, acaso más significativos, como la enseñanza en red, o las manifestaciones de los afectos a través de la telecomunicación, fuera de la calidez del contacto físico, entre otros, además de buscar un distanciamiento interpersonal, o físico, supone un aumento de la distancia social y afectiva, la distancia que supone la verdadera medida de la calidez de los afectos, y de la dimensión social del hombre.

En definitiva, la superación de la crisis nos va a llevar a una sociedad donde las relaciones sociales no van a ser ni mejores ni peores a las que hemos mantenido hasta ahora, simplemente van a ser diferentes y mejor adaptadas a nuestro estilo de vida, con el objetivo de la supervivencia de la humanidad en un ambiente en constante y rápidos cambios, aunque ello suponga una nueva redefinición del concepto aristotélico de ´el hombre como ser social por naturaleza´. Eso sí en una naturaleza diferente a la que ha vivido hasta ahora.  

José Juan Sosa Rodríguez es psicólogo

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