La opacidad y falta de transparencia en torno a la gestión de las facturas de Guillermo Reyes, así como el rol de Ciuca en el asunto, levantan serias preguntas sobre el compromiso de ciertos actores con el bien público y la ética en la política municipal de Telde.
Primero, cabe preguntarse por qué las facturas de Reyes no se llevaron a un reconocimiento extrajudicial de crédito en el Pleno, tal como señalaban los informes jurídicos, mientras que las de otros ediles en situaciones similares sí lo fueron. Esta decisión no solo cuestiona la equidad en el tratamiento de los asuntos, sino que sugiere que existen posibles favoritismos o maniobras estratégicas de por medio. Además, sorprende que, pese a contar con informes preparados para estas facturas, estos fueran anulados y excluidos del Pleno, sin razón jurídica o técnica que lo justificara, según se señala. Estos actos dejan a la ciudadanía sin explicaciones y minan la confianza en sus representantes.
Más aún, el hecho de que, en lugar de buscar una resolución que beneficie a Telde y su ayuntamiento, se optara por una vía que prolonga innecesariamente el contencioso, implica una carga financiera adicional para las arcas municipales. De haberse llevado las facturas a votación en el Pleno, es probable que el conflicto se hubiese resuelto en favor del municipio, ahorrando tiempo y recursos.
La situación se torna más delicada cuando, en lugar de hacer partícipes a los ciudadanos de estas resoluciones, se toman decisiones en juntas de gobierno sin una comunicación clara a la ciudadanía. El papel que juega aquí el alcalde Juan Antonio Peña, quien parece favorecer una estrategia paralela y opaca, resulta cuestionable, ya que genera dudas sobre su responsabilidad y su visión del servicio público.
A nivel ético, se hace difícil justificar que la estrategia judicial que involucra a la defensa de los intereses municipales esté en manos de un concejal de Ciuca, partido que lidera Reyes. Esto plantea un claro conflicto de intereses que, en última instancia, cuestiona la moralidad de una acción que parece buscar más el beneficio personal que el avance del bien común.
Finalmente, este caso refleja una política de confrontación y de descalificación que Telde no necesita. La ciudadanía necesita soluciones, no tácticas de distracción ni la judicialización de la vida pública como método para desgastar al adversario. La situación actual exige políticos que vean en la institución pública una plataforma para servir a sus ciudadanos, no para beneficiarse. La falta de aportaciones reales de Ciuca al bienestar de la ciudad y el evidente uso de su poder para maniobras internas solo perjudican a una Telde que merece una política comprometida, ética y, sobre todo, transparente.
Juan Santana, periodista y director del programa «Es la tarde» de esRadio Las Palmas (91.1 FM) y Radio Las Palmas (105.7 FM)