«El aprendizaje por habituación»

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La habituación es considerada como la forma más primitiva de aprendizaje, que, además, compartimos con el resto de las especies animales. 

Este tipo de aprendizaje se define como la disminución de la respuesta de un organismo a un estímulo. Es decir, es el proceso por el cual dejamos de responder a aquellos estímulos que no nos son relevantes.

Así, las personas que viven o trabajan en ambientes con contaminación acústica, mediante el proceso de habituación dejan de responder a este estimulo. Lo mismo ocurre con otros estímulos sensoriales, como   en el caso de las personas que trabajan en los vertederos de basura, que también dejan de responder a los estímulos olfativos del entorno.

En definitiva, el proceso de habituación permite al individuo adaptarse a las condiciones medioambientales donde se desarrolla. Por lo tanto, es un aprendizaje necesario para la supervivencia.

Pues, un proceso similar ocurre con la pandemia del SARS-CoV-2. Después de estar tanto tiempo sometidos a la presión emocional de la epidemia y constantemente bombardeados con información redundante y, con frecuencia, poco relevante y contradictoria, da la impresión de que nos estamos habituando a vivir con el virus, a que forme parte de nuestra cotidianidad.

Pero, igual que ocurre con la contaminación sensorial, en el que el proceso de habituación no nos protege de las consecuencias nocivas de algunos estímulos, como las producidas por la contaminación acústica, la habituación al SARS-CoV-2 tampoco nos protege de sus consecuencias dañinas.

Por lo tanto, igual que es necesario, aunque estemos habituados, protegernos de la contaminación ambiental con los equipos adecuados, también es indispensable, aunque nos estemos habituando a convivir con él, seguir protegiéndonos, sin relajarnos, de las consecuencias del COVID-19 con las medidas de protección adecuadas.

José Juan Sosa Rodríguez es psicólogo general sanitario