«A propósito de bienestar animal»

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En junio el 2019 tuve el honor de jurar como concejala del MI Ayuntamiento de Telde con mi amado perro Tobillo. Por él, y por muchos que han sufrido y siguen sufriendo abandono y con ello maltrato acepté ese cargo público.

A mi llegada, entre otras, una de las primeras medidas fue la de cambiar la “definición”, Protección animal por la de Bienestar y Protección Animal. Área dotada con un presupuesto de 1.000 euros anuales y un contrato de obligatorio cumplimiento de 48.000, éste último gracias al concejal Abraham Santana, porque ni eso tenía Telde, incumpliendo con sus obligaciones como administración pública.

Una de nuestras propuestas y eje fundamental de las políticas del área era la necesidad de crear un Centro de Bienestar y no una “perrera” más grande. La idea que proyectamos en su momento es bastante completa, polivalente. Es ambiciosa, llevará su tiempo y mucho trabajo, pero posible.

No hay que olvidar que en el municipio somos más de 100.000 habitantes, la ratio en España es de 1 animal cada 2 hogares, si alguien no es capaz de ver que esto no es una moda, que es un estilo de vida que ha llegado para quedarse y que Telde debe estar preparado para lo que conlleva en la vida de la ciudadanía, es que está muy lejos de poder atender con diligencia un cargo público como exige la sociedad.

Para tristeza y frustración, la prensa publica, por boca de alguien del gobierno local de Telde (NC), “que la existencia de errores obliga a aplazar la ejecución del proyecto”, por ello, creo necesaria esta reflexión.

El proceso de elección del técnico redactor del proyecto fue tramitado según lo establecido en la actual Ley de contratos, con invitación a varios técnicos, y con los criterios de adjudicación establecidos legalmente. Así, quedó como adjudicatario un técnico de Fuerteventura que presentó la mejor oferta. Es un técnico competente según su titulación y colegiado, por lo que las dudas en cuanto a su cualificación con respecto a cualquier otro, incluso funcionario de ayuntamiento o cabildo no procede.

La parcela elegida no fue capricho de nadie. Desde la concejalía de Bienestar y Protección Animal se siguió el procedimiento establecido para ocupar las parcelas que constan en el inventario de bienes públicos, a través del departamento de Patrimonio Municipal y Planeamiento, con el objeto de elegir la que cumpliera con los requisitos necesarios para poder proyectar las instalaciones que se pretenden. Así, de dos posibles, se estimó como mejor opción la que se describe en el proyecto, y que no es más que una parcela urbana, con todos los servicios e instalaciones generales necesarias y requeridas, perfectamente urbanizadas, y que cumple con el precepto de estar en suelo no residencial para evitar las molestias inherentes a este tipo de núcleos zoológicos. Se trata de una parcela en el área industrial del Goro. No entiendo la “afirmación” de una “parcela equivocada”.

Durante el cruce de reparos entre el Cabildo y el redactor del proyecto, apareció una modificación de decreto o instrucción de industria que nos obligaba a reiniciar el anexo de instalaciones eléctricas que ya teníamos proyectado, y adaptarlo a lo establecido en la actualidad.

El siguiente “regalo” técnico con que nos brindaron desde el Cabildo fue el inconveniente de no tener previsto en proyecto un edificio administrativo, como si ellos fueran los que iban a explotar esas instalaciones.

El resto de los reparos técnicos fueron subsanados a pesar de que, por parte de la unidad técnica del Cabildo, fue más una fiscalización a modo de visado profesional que simplemente una verificación del cumplimiento según lo establecido en la LCSP y pliegos del convenio de cooperación, sin poner en duda la capacidad técnica del redactor del proyecto.

Dudo que sean conscientes de lo que han obstaculizado, y con ello paralizado. Lo que queda en el aire es la primera, más costosa y urgente de las fases, el asentamiento del terreno, el vallado del perímetro y las primeras estancias para perros y gatos. Con ello, poder sacarlos del horrible depósito de siete ojos y poder gestionar una política de adopción decente y no trasladar por sistema al albergue insular.

Desde aquí quiero agradecer personalmente al arquitecto redactor su profesionalidad y paciencia. No me parece justo que “señalen” a este señor y a su equipo, mucho menos que en ello incluyan al personal de la concejalía por la “mala gestión de algunos políticos o políticas” que, como a ustedes, nos prometieron y se comprometieron a luchar contra el abandono, al final los abandonados son los ciudadanos. La mala gestión tiene nombre y apellidos y son aquellos que sólo se han preocupado de su bienestar personal y nunca de Telde.

Creo que no debemos cejar en el empeño, hay que seguir en la lucha activa para alcanzar los objetivos expuestos. Así le juré a mi perro Tobillo y a ustedes. Por una cuestión de conciencia entregué mi acta, no podía seguir al lado de un grupo que nunca me permitiría sacar ese proyecto adelante, como así han hecho. Pero no hay que parar, no es una cuestión de ideas o ideologías, es una cuestión de voluntad personal y política, dependemos de ello. Y, por supuesto, estaré, y estoy, al lado de personas que comparten el mismo sentir.

Es un sueño realizable y compartido por muchas personas. Si se puede gestionar con fondos propios y el apoyo de muchos voluntarios un Centro como AuriCan, salvando a cientos de animales mayores y enfermos de morir en soledad y sin dignidad… como no va a ser posible llevarlo a cabo por una Institución pública, Ayuntamiento, que cuenta con un presupuesto anual de casi 100 millones de euros y acumula en bancos otro porcentaje de dinero, igual o superior, por su incapacidad para ejecutar.

Auri Saavedra Suárez, exconcejala del Ayuntamiento de Telde

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