Se acercan las elecciones locales, insulares, y autonómicas y, por consiguiente el martirio. Bailes de políticos, siglas y demás elementos que conforman una parafernalia asombrosa en el florido mes de mayo.
Entre otras cuestiones, me asaltan dudas respecto al interés de la ciudadanía sobre este acontecimiento. Se preguntarán ustedes sobre mi afirmación. Pues por una razón elemental, la incredulidad popular habida cuenta de la proliferación de la corrupción instalada en bastantes lugares de nuestro entorno. Cierto es que puede producirse una rotación evidente en el espectro político con el surgimiento de Podemos que pretende dar un giro espectacular a la situación generada. Pero yo, erre que erre, sostengo que no es tanto el ogro como lo pintan, y hay cosas y hechos que ummm me resultan difíciles de tragar. Vaya por delante que comprendo el hastío del ciudadano. Es una verdad como la copa de un pino, pero algo huele a tufillo y me da que la cuestión no está tan clara.
Por otro lado, tengo para mí que el proceso democrático vigente en la actualidad está fuera de sitio, algo desnortado y, sobre todo carente de interés.
(*) Antonio Muñoz, periodista y colaborador de LA HOJA POPULAR CANARIA, en el número de febrero de esta publicación
