El descontrolado aumento de las instalaciones industriales de renovables, debido a la nula planificación respecto a la ubicación de los parques eólicos y solares, o en favor de las todopoderosas energéticas, lleva aparejada la necesidad de interconectar con líneas de alta tensión los citados parques y las respectivas subestaciones, para verter así toda la energía producida a la red. Al grave daño producido por esta descontrolada instalación de renovables, invadiendo terrenos de cultivo y parajes naturales, se le suma ahora los numerosos tendidos aéreos de alta tensión que, mediante sus aparatosas torres metálicas y kilométricas líneas, conectan los citados centros de producción con las subestaciones, sin que en ninguna de las situaciones se tenga en cuenta la protección del territorio y la dantesca visión tercermundista que ofrecemos, por muchos “estudios de impacto medioambiental a la carta” que se elaboren.
En unas islas superpobladas y colmatadas de todo tipo de construcciones, incluidas las turísticas, en las que nunca se cuidó los aspectos estéticos ni medioambientales, de la mano siempre de los grandes lobbies especuladores del ladrillo y los grandes turoperadores. Llama la atención que se haya permitido, y se siga permitiendo, la utilización masiva de tendidos aéreos de energía a cielo abierto y campo a través, que únicamente persigue el ahorro económico de las eléctricas. Es de sobra conocido el daño que este tipo de instalaciones provoca a las aves de todo tipo en las zonas invadidas por estos tendidos, además de la incidencia directa en el origen de múltiples incendios forestales. Ni que decir tiene la nefasta invasión paisajística de estos largos tendidos de acero, con sus inmensas torretas, en un territorio ya de por si muy frágil y con especiales protecciones medioambientales, que pide con urgencia un cuidado específico, no sólo sobre el papel. En este punto quiero ver actuar a los promotores de la “ECOISLA”, un proyecto anunciado a bombo y platillo por los medios de comunicación, pero que ha resultado ser, al menos hasta ahora, un simple producto de marketing, vacío de contenido y pagado con DINERO PÚBLICO.
Seamos claros, las grandes eléctricas han hecho siempre en esta tierra lo que les ha dado la gana. Y ahora más que nunca. No hay más que echar un vistazo a nuestro entorno para ser plenamente conscientes del descontrol existente. Líneas eléctricas de todo tipo y tensión que se entrecruzan por todas partes sin orden ni concierto, dejando la imagen de una espantosa tela de araña en nuestros paisajes. Es un panorama desolador muy necesitado de una URGENTE ORDENACIÓN, soterrando no sólo las nuevas líneas de alta tensión, sino también las preexistentes. No hay “ecoisla” posible con esta telaraña de cables en que han convertido nuestras islas, especialmente la de Gran Canaria, por ser una de las más pobladas. Será por tanto la Administración Canaria a la que tengamos que exigir que ponga pie en pared a tanto despropósito. Los nuevos proyectos turísticos para el Noroeste y Oeste de la isla de Gran Canaria, aprobados recientemente por el Cabildo, no vienen sino a agravar los problemas existentes, que acabarán arrasando las pocas zonas vírgenes que quedan en la isla. No se puede improvisar los grandes cambios de futuro con la actual política de “tierra quemada” que practican las grandes empresas y que consienten las administraciones canarias.
Se ha consentido durante demasiado tiempo que sean los grandes poderes económicos los marquen el paso al futuro de Canarias, sin más restricciones, y así nos va…
Se permite el trazado de líneas aéreas por cualquier zona del territorio, saltándose todo tipo de protecciones medioambientales, con la sempiterna falsa coletilla del “INTERÉS GENERAL” (que elimina cualquier tipo de protección previa del territorio), que no es otro que el interés económico/empresarial de unos pocos. Las todopoderosas eléctricas proponen y las administraciones canarias consienten genuflexas ante los capitales de ultramar, corsarios fortalecidos por las puertas giratorias de gobiernos entregados a los poderes económicos. La responsable de estampar el sello de INTERÉS GENERAL a proyectos tremendamente lesivos con el territorio es el Gobierno Canario, en este caso a través de su Dirección General de Energía. También desde Cabildos y Ayuntamientos se impulsa, favorece o simplemente “se mira para otro lado”, con estas agresiones al territorio, que sin embargo persiguen con beligerancia en el ciudadano de a pie. En Canarias las eléctricas siempre han tenido “patente de corso” para atacar al propio territorio con la vergonzante buena predisposición de las Autoridades Canarias.
Es hora de plantarse y “PROHIBIR LA INSTALACIÓN DE NUEVAS LÍNEAS AÉREAS DE ALTA TENSIÓN”, ordenando su soterramiento por las cicatrices preexistentes del territorio (las carreteras). Urge además un plan integral para SOTERRAR TODAS LAS CONDUCCIONES AÉREAS DE CUALQUIER TIPO. Tenemos que recuperar la belleza de nuestras islas. Nadie vendrá a visitar un territorio con barrancos y parajes naturales colmatados de edificaciones sin orden ni concierto, decorada además con una interminable telaraña de cables por todas partes. Esto tenía que haberse parado hace ya muchos años, pero nunca es tarde si existe voluntad y proyección de futuro.
Llueven cada día subvenciones de todo tipo sobre proyectos nefastos con el territorio, “las paguitas” que nadie ve. Los cabildos, el Gobierno Canario, el Estado y Europa, especialmente ahora con las Next Generation, riegan a grandes empresas que vienen a destrozar Canarias. Es hora de poner freno a tanto despropósito y abrir “la tronera” de la protección del territorio por encima de toda consideración. El que no sepa que estudie, que estamos en canarias, y la tronera formó parte de la cultura del agua en estas islas, otro de los grandes problemas por resolver, pero no con el negocio de las desaladoras.
Los de “LA ECOISLA” tienen ahora la oportunidad de retratarse, invirtiendo en la propia isla, en lugar de hacerlo en campañas de publicidad engañosa. También los titulares del “sello de los desmanes”, el del interés general, La Dirección General de Energía del Gobierno Canario.
Paco Vega